Su trabajo, centrado en analizar los riesgos ecotoxicológicos planteados por las medidas sanitarias frente a una hipotética pandemia de gripe, fue respaldado por tres proyectos europeos: DYNANETS («Computación de fenómenos del mundo real mediante redes complejas en proceso de cambio dinámico»), EPIFOR («Complejidad y predictibilidad de las epidemias: hacia una infraestructura computacional de previsión de epidemias») y EPIWORK («Desarrollo del marco para una infraestructura de previsión de epidemias»).
En 2009, durante la pandemia de gripe H1N1, el sector de la salud pública seguía de cerca su evolución y se esforzaba por mitigar su impacto en la sociedad. No obstante, apenas se tuvieron en cuenta las repercusiones que podía acarrear para el medio ambiente la intervención sanitaria contra la pandemia. Los autores del estudio referido indagaron en las concentraciones de fármacos antivirales y antibióticos que podrían ir a parar a las aguas residuales.
Los antivirales se emplean para prevenir o bien tratar la gripe, mientras que los antibióticos pueden administrarse para remediar infecciones bacterianas secundarias como la neumonía. El organismo humano no absorbe por completo este caudal de medicamentos. Antes o después, gran parte de estos son evacuados por el organismo y la potente mezcla correspondiente de sustancias bioactivas va a parar directamente al curso de aguas residuales más próximo. En el supuesto de una pandemia, el goteo habitual de estas sustancias podría transformarse en todo un torrente.
Con el fin de evaluar el riesgo que ello plantea para la red de suministro de agua, los autores crearon un modelo informático con el que simularon las cantidades de fármacos que probablemente se usarían en pandemias de gripe de distinta gravedad basándose en un modelo de calidad hídrica de la cuenca hidrográfica del Támesis (Reino Unido). De este modo los investigadores emitieron previsiones sobre las concentraciones de tales sustancias esperables en las aguas residuales. Por otra parte se empleó otro modelo para evaluar los efectos posibles sobre los ríos de la zona y sobre las depuradoras de aguas.
Una concentración elevada de antivirales y antibióticos en dichas aguas residuales podría inhibir el crecimiento de los microorganismos utilizados en estas instalaciones para eliminar nutrientes dañinos mermando así la eficacia de la depuración. Al menos en teoría, en consecuencia sería plausible el aporte de aguas residuales insuficientemente tratadas a los ríos receptores. Dependiendo de la gravedad del problema, esta situación podría repercutir sensiblemente en la calidad del agua para beber y del medio ambiente (en el último caso, por la eutrofización o la pérdida de vida acuática).
Los hallazgos de este equipo científico, publicados en Environmental Health Perspectives, indican que probablemente las implicaciones ecotoxicológicas de una pandemia leve serían desdeñables. En cambio, una pandemia moderada o grave sí que podría conllevar consecuencias preocupantes en el medio ambiente. Las proyecciones del equipo indican que el umbral de inhibición del crecimiento microbiano sería rebasado en la mayoría de depuradoras de la cuenca hidrográfica del Támesis y que esto podría afectar a la calidad del agua en entre el 5% y el 40% del río.
El primer firmante del artículo, Andrew Singer, del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, también destacó otro aspecto: «La posible dispersión a gran escala de antivirales y antibióticos por el medio ambiente podría acelerar el desarrollo de patógenos resistentes, lo cual podría afectar a la salud humana tanto durante como mucho después del final "formal" de la pandemia».
Dicho esto, el Dr. Singer también recalcó la necesidad de investigar más a fondo. «Para poder evaluar de forma fiable los riesgos planteados por la intervención sanitaria contra una pandemia de gripe, antes habrá que obtener un conocimiento más preciso de la ecotoxicidad en las depuradoras», matizó.
Ante una pandemia, las vacunas contra la gripe reducirían en gran medida los riesgos sanitarios para los humanos y las repercusiones en la sociedad, además de contribuir a limitar los posibles daños derivados al medio ambiente. «[...] la producción y correcta distribución de vacunas contra la gripe (en fases pandémica y prepandémica) podrían ayudar considerablemente a remediar todos los problemas para el medio ambiente y la salud humana que indicamos en nuestro artículo, además de conllevar el importante beneficio adicional de reducir la morbilidad y la mortalidad entre la población británica. Probablemente la vacunación plantee el reto más importante para la sociedad», indicó el Dr. Singer, «pero también constituiría la intervención más eficaz».
DYNANETS, EPIFOR y EPIWORK recibieron una financiación por valor de 2,8 millones, 684.000 y 4,9 millones de euros, respectivamente, por medio del Séptimo Programa Marco (7PM). La aportación de la UE a DYNANETS y EPIWORK se realizó como parte del apoyo del 7PM a la investigación relacionada con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Por su parte, la financiación concedida a EPIFOR vino en forma de una subvención para investigadores independientes que inician su carrera (Starting Grants) del Consejo Europeo de Investigación (CEI) en virtud del programa «Ideas» del 7PM.
En el estudio participaron también investigadores de la Universidad de Indiana (Estados Unidos), el Instituto de Intercambio Científico (Italia), la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y la Universidad de Utrecht (Países Bajos).
En 2009, durante la pandemia de gripe H1N1, el sector de la salud pública seguía de cerca su evolución y se esforzaba por mitigar su impacto en la sociedad. No obstante, apenas se tuvieron en cuenta las repercusiones que podía acarrear para el medio ambiente la intervención sanitaria contra la pandemia. Los autores del estudio referido indagaron en las concentraciones de fármacos antivirales y antibióticos que podrían ir a parar a las aguas residuales.
Los antivirales se emplean para prevenir o bien tratar la gripe, mientras que los antibióticos pueden administrarse para remediar infecciones bacterianas secundarias como la neumonía. El organismo humano no absorbe por completo este caudal de medicamentos. Antes o después, gran parte de estos son evacuados por el organismo y la potente mezcla correspondiente de sustancias bioactivas va a parar directamente al curso de aguas residuales más próximo. En el supuesto de una pandemia, el goteo habitual de estas sustancias podría transformarse en todo un torrente.
Con el fin de evaluar el riesgo que ello plantea para la red de suministro de agua, los autores crearon un modelo informático con el que simularon las cantidades de fármacos que probablemente se usarían en pandemias de gripe de distinta gravedad basándose en un modelo de calidad hídrica de la cuenca hidrográfica del Támesis (Reino Unido). De este modo los investigadores emitieron previsiones sobre las concentraciones de tales sustancias esperables en las aguas residuales. Por otra parte se empleó otro modelo para evaluar los efectos posibles sobre los ríos de la zona y sobre las depuradoras de aguas.
Una concentración elevada de antivirales y antibióticos en dichas aguas residuales podría inhibir el crecimiento de los microorganismos utilizados en estas instalaciones para eliminar nutrientes dañinos mermando así la eficacia de la depuración. Al menos en teoría, en consecuencia sería plausible el aporte de aguas residuales insuficientemente tratadas a los ríos receptores. Dependiendo de la gravedad del problema, esta situación podría repercutir sensiblemente en la calidad del agua para beber y del medio ambiente (en el último caso, por la eutrofización o la pérdida de vida acuática).
Los hallazgos de este equipo científico, publicados en Environmental Health Perspectives, indican que probablemente las implicaciones ecotoxicológicas de una pandemia leve serían desdeñables. En cambio, una pandemia moderada o grave sí que podría conllevar consecuencias preocupantes en el medio ambiente. Las proyecciones del equipo indican que el umbral de inhibición del crecimiento microbiano sería rebasado en la mayoría de depuradoras de la cuenca hidrográfica del Támesis y que esto podría afectar a la calidad del agua en entre el 5% y el 40% del río.
El primer firmante del artículo, Andrew Singer, del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, también destacó otro aspecto: «La posible dispersión a gran escala de antivirales y antibióticos por el medio ambiente podría acelerar el desarrollo de patógenos resistentes, lo cual podría afectar a la salud humana tanto durante como mucho después del final "formal" de la pandemia».
Dicho esto, el Dr. Singer también recalcó la necesidad de investigar más a fondo. «Para poder evaluar de forma fiable los riesgos planteados por la intervención sanitaria contra una pandemia de gripe, antes habrá que obtener un conocimiento más preciso de la ecotoxicidad en las depuradoras», matizó.
Ante una pandemia, las vacunas contra la gripe reducirían en gran medida los riesgos sanitarios para los humanos y las repercusiones en la sociedad, además de contribuir a limitar los posibles daños derivados al medio ambiente. «[...] la producción y correcta distribución de vacunas contra la gripe (en fases pandémica y prepandémica) podrían ayudar considerablemente a remediar todos los problemas para el medio ambiente y la salud humana que indicamos en nuestro artículo, además de conllevar el importante beneficio adicional de reducir la morbilidad y la mortalidad entre la población británica. Probablemente la vacunación plantee el reto más importante para la sociedad», indicó el Dr. Singer, «pero también constituiría la intervención más eficaz».
DYNANETS, EPIFOR y EPIWORK recibieron una financiación por valor de 2,8 millones, 684.000 y 4,9 millones de euros, respectivamente, por medio del Séptimo Programa Marco (7PM). La aportación de la UE a DYNANETS y EPIWORK se realizó como parte del apoyo del 7PM a la investigación relacionada con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Por su parte, la financiación concedida a EPIFOR vino en forma de una subvención para investigadores independientes que inician su carrera (Starting Grants) del Consejo Europeo de Investigación (CEI) en virtud del programa «Ideas» del 7PM.
En el estudio participaron también investigadores de la Universidad de Indiana (Estados Unidos), el Instituto de Intercambio Científico (Italia), la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y la Universidad de Utrecht (Países Bajos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario