Un equipo internacional de científicos ha descubierto que el hielo recongelado (hierro enterrado profundamente que se ha descongelado y, después, se ha vuelto a formar) representa prácticamente un cuarto de la placa de hielo en torno al Dome A, una meseta que se forma en el punto más elevado de la placa de hielo de la Antártida oriental. En algunos puntos de esta zona, con una superficie equivalente aproximadamente al territorio continental de los Estados Unidos, parece que más de la mitad del hielo se ha formado desde debajo en vez de desde arriba. En estos puntos en particular, la tasa a la que se vuelve a congelar el agua supera la tasa de acumulación en superficie.
El descubrimiento se realizó en el marco de un proyecto del Año Polar Internacional centrado en la Cordillera Gamburtsev de la Antártida, una cadena montañosa cubierta permanentemente por hasta dos millas (3,2 kilómetros) de hielo. La investigación sobre el terreno realizada entre noviembre de 2008 y enero de 2009 se centró en una parte del Dome A que tiene el tamaño del Estado de California.
Mientras estudiaban la zona siguiendo una cuadrícula desde su avión, los científicos obtuvieron imágenes tridimensionales de los paisajes situados bajo el hielo con ayuda de radares capaces de penetrarlo, sistemas de telemetría láser, gravímetros y magnetómetros. El objetivo del equipo consistía en comprender cómo se formaban las montañas y en analizar las relaciones entre los picos, la placa de hielo y los lagos subglaciales de agua líquida descubiertos anteriormente por el proyecto.
¿Por qué se derrite el hielo enterrado en las profundidades y, después, se vuelve a congelar? El equipo indica dos posibilidades: podría generarse calor a causa de la tracción o se podría radiar desde la roca subyacente. Después, podría volver a congelarse por diversas razones. En los puntos donde el hielo es fino, las temperaturas gélidas de la superficie pueden penetrar en las capas intermedias. Además, el agua extremadamente fría, que permanece líquida a profundidades inferiores debido a la alta presión, puede congelarse rápidamente en los puntos en que se presiona hacia arriba por las paredes del valle hacia zonas con menor presión.
Sabíamos que las placas de hielo crecían como capas sucesivas de nieve que se acumulaban. "Solíamos pensar que las placas de hielo eran como tartas: se iba añadiendo una capa cada vez desde la parte superior. Esto es como si alguien inyectase una capa de crema en la parte inferior, una capa realmente gruesa", dice el codirector del proyecto, Robin Bell, geofísico en el Observatorio de la tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia (Estados Unidos). "Siempre hemos sabido que el agua era importante para la dinámica de las placas de hielo, pero principalmente como lubricante", añade el doctor Bell. "Dado que las placas de hielo cambian, queremos predecir cómo lo hacen. Nuestros resultados indican que los modelos deben incluir el agua situada en la parte inferior".
La recongelación no solo añade volumen, sino que también remodela la placa de hielo, doblándola hacia arriba. "Cuando vimos por primera vez estas estructuras sobre el terreno, pensamos que parecían colmenas y nos planteamos si los datos estarían equivocados", afirma el doctor Bell. "Cuando comprobamos que pasaba en muchas líneas, quedó patente que eran reales. No pensamos que el agua que se mueve por los valles de ríos antiguos bajo más de una milla [1,6 km] de hielo cambiase la estructura básica de la placa de hielo".
La comprensión de la profundidad oculta de la formación del hielo ayudaría a predecir el posible desplazamiento de las placas de hielo, por ejemplo en respuesta a los cambios climáticos. Además, resulta importante para las posibles consecuencias sobre el nivel del mar.
Los resultados también están relacionados con otro de los objetivos de la expedición: buscar lugares donde el estudio del núcleo pudiera proporcionar información sobre un pasado especialmente lejano. "La comprensión de estas interacciones es esencial para la búsqueda del hielo más antiguo, así como para entender mejor los entornos subglaciales y la dinámica de las placas de hielo", señala el Dr. Fausto Ferraccioli de la British Antarctic Survey (Investigación Antártica Británica), que participó asimismo en la dirección del proyecto.
Estas observaciones fueron presentadas en la publicación Science por miembros del equipo de la British Antarctic Survey y del Instituto Federal Alemán de Geociencias y Recursos Naturales, así como de cuatro institutos de los Estados Unidos: Universidad de Columbia, Universidad de Kansas, el Centro de vuelos espaciales Goddard de la NASA y la Universidad de Maryland.
El descubrimiento se realizó en el marco de un proyecto del Año Polar Internacional centrado en la Cordillera Gamburtsev de la Antártida, una cadena montañosa cubierta permanentemente por hasta dos millas (3,2 kilómetros) de hielo. La investigación sobre el terreno realizada entre noviembre de 2008 y enero de 2009 se centró en una parte del Dome A que tiene el tamaño del Estado de California.
Mientras estudiaban la zona siguiendo una cuadrícula desde su avión, los científicos obtuvieron imágenes tridimensionales de los paisajes situados bajo el hielo con ayuda de radares capaces de penetrarlo, sistemas de telemetría láser, gravímetros y magnetómetros. El objetivo del equipo consistía en comprender cómo se formaban las montañas y en analizar las relaciones entre los picos, la placa de hielo y los lagos subglaciales de agua líquida descubiertos anteriormente por el proyecto.
¿Por qué se derrite el hielo enterrado en las profundidades y, después, se vuelve a congelar? El equipo indica dos posibilidades: podría generarse calor a causa de la tracción o se podría radiar desde la roca subyacente. Después, podría volver a congelarse por diversas razones. En los puntos donde el hielo es fino, las temperaturas gélidas de la superficie pueden penetrar en las capas intermedias. Además, el agua extremadamente fría, que permanece líquida a profundidades inferiores debido a la alta presión, puede congelarse rápidamente en los puntos en que se presiona hacia arriba por las paredes del valle hacia zonas con menor presión.
Sabíamos que las placas de hielo crecían como capas sucesivas de nieve que se acumulaban. "Solíamos pensar que las placas de hielo eran como tartas: se iba añadiendo una capa cada vez desde la parte superior. Esto es como si alguien inyectase una capa de crema en la parte inferior, una capa realmente gruesa", dice el codirector del proyecto, Robin Bell, geofísico en el Observatorio de la tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia (Estados Unidos). "Siempre hemos sabido que el agua era importante para la dinámica de las placas de hielo, pero principalmente como lubricante", añade el doctor Bell. "Dado que las placas de hielo cambian, queremos predecir cómo lo hacen. Nuestros resultados indican que los modelos deben incluir el agua situada en la parte inferior".
La recongelación no solo añade volumen, sino que también remodela la placa de hielo, doblándola hacia arriba. "Cuando vimos por primera vez estas estructuras sobre el terreno, pensamos que parecían colmenas y nos planteamos si los datos estarían equivocados", afirma el doctor Bell. "Cuando comprobamos que pasaba en muchas líneas, quedó patente que eran reales. No pensamos que el agua que se mueve por los valles de ríos antiguos bajo más de una milla [1,6 km] de hielo cambiase la estructura básica de la placa de hielo".
La comprensión de la profundidad oculta de la formación del hielo ayudaría a predecir el posible desplazamiento de las placas de hielo, por ejemplo en respuesta a los cambios climáticos. Además, resulta importante para las posibles consecuencias sobre el nivel del mar.
Los resultados también están relacionados con otro de los objetivos de la expedición: buscar lugares donde el estudio del núcleo pudiera proporcionar información sobre un pasado especialmente lejano. "La comprensión de estas interacciones es esencial para la búsqueda del hielo más antiguo, así como para entender mejor los entornos subglaciales y la dinámica de las placas de hielo", señala el Dr. Fausto Ferraccioli de la British Antarctic Survey (Investigación Antártica Británica), que participó asimismo en la dirección del proyecto.
Estas observaciones fueron presentadas en la publicación Science por miembros del equipo de la British Antarctic Survey y del Instituto Federal Alemán de Geociencias y Recursos Naturales, así como de cuatro institutos de los Estados Unidos: Universidad de Columbia, Universidad de Kansas, el Centro de vuelos espaciales Goddard de la NASA y la Universidad de Maryland.
No hay comentarios:
Publicar un comentario