Los científicos estimaban que las roca podían moverse incluso a la velocidad de una persona caminando, aunque jamás las vieron en acción puesto que el área era muy extensa como para hacer un seguimiento detallado. Estudios anteriores habían demostrado que el fenómeno no podía deberse a la gravedad ni a los terremotos. ¿Pero entonces qué?
Un reciente proyecto de investigación realizado por estudiantes y dirigido por el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, ha dado un firme soporte a la idea de que en la zona, las rocas flotan sobre el lecho lacustre resecado (o "playa") durante el invierno, gracias a pequeños "collares" de hielo que se forman alrededor de las piedras cuando el agua fluye desde las colinas de los alrededores hacia la planicie.
Según afirma Cynthia Cheung (una de las investigadoras principales del proyecto) cuando los flujos de agua son mayores, las rocas pueden "flotar" sobre los collares de hielo resbalando sobre el lecho lacustre.
El equipo llegó a esta conclusión tras instalar pequeños sensores bajo el suelo para monitorizar los flujos de agua. Los sensores registraron en marzo temperaturas idóneas para la congelación del agua, lo cual pudo aportar las condiciones necesarias para la formación de los collares de hielo bajo las rocas.
A pesar de todo, la variedad de microclimas que se dan en un desierto tan inhóspito y amplio, implica que tal vez haya rocas que se vean empujadas por otras fuerzas, por lo que es probable que esta hipótesis no explique todos los movimientos que se dan en la zona.
Un reciente proyecto de investigación realizado por estudiantes y dirigido por el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, ha dado un firme soporte a la idea de que en la zona, las rocas flotan sobre el lecho lacustre resecado (o "playa") durante el invierno, gracias a pequeños "collares" de hielo que se forman alrededor de las piedras cuando el agua fluye desde las colinas de los alrededores hacia la planicie.
Según afirma Cynthia Cheung (una de las investigadoras principales del proyecto) cuando los flujos de agua son mayores, las rocas pueden "flotar" sobre los collares de hielo resbalando sobre el lecho lacustre.
El equipo llegó a esta conclusión tras instalar pequeños sensores bajo el suelo para monitorizar los flujos de agua. Los sensores registraron en marzo temperaturas idóneas para la congelación del agua, lo cual pudo aportar las condiciones necesarias para la formación de los collares de hielo bajo las rocas.
A pesar de todo, la variedad de microclimas que se dan en un desierto tan inhóspito y amplio, implica que tal vez haya rocas que se vean empujadas por otras fuerzas, por lo que es probable que esta hipótesis no explique todos los movimientos que se dan en la zona.
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