A lo largo de la última época glacial, la captura de CO2 en las zonas más abisales y poco ventiladas de los océanos provocó un descenso en los niveles de CO2 en la atmósfera y esto, a su vez, incrementó las concentraciones de isótopos específicos que están conectados con el CO2 (son los isótopos de carbono estables carbono-13 y carbono 12). Al comenzar el deshielo y desaparecer gran parte de la capa de hielo que cubría continentes y al mismo tiempo retroceder los hielos marinos en los océanos de alta latitud, el CO2 se liberó rápidamente a la atmósfera. Pero los científicos sospechaban que el deshielo no pudo ser el único fenómeno que incrementó el CO2 atmosférico.
La liberación de CO2 almacenado en el agua fue provocada por los cambios en la circulación oceánica, que se pueden rastrear con las concentraciones de estos isótopos de carbono. Los pequeños seres vivos (microplancton) que habitaban los océanos incorporaron los isótopos en su organismo, de tal modo que el análisis de los isótopos en los restos fósiles de plancton nos habla de la composición isotópica del carbono oceánico en diferentes momentos en el pasado. Los organismos que vivían cerca de la superficie fueron testimonios de los cambios en el intercambio de gases desde el océano a la atmósfera, y al analizar la presencia de los diferentes radioisótopos de carbono en los fósiles de estos organismos, que actualmente se encuentran en grandes cantidades en el lecho marino, los científicos han seguido la pista de lo que sucedió en aquella época.
De este modo, los investigadores han confirmado que el deshielo no fue el único fenómeno que incrementó el CO2 atmosférico. Los científicos han deducido que el proceso de "ventilación" de las aguas más profundas tuvo dos etapas. Por un lado, la destrucción del hielo de las zonas subpolares del Atlántico Norte hizo variar la circulación del agua y la distribución de los isótopos de carbono en todos los océanos del mundo, también en el hemisferio sur. Pero en una segunda fase, el calentamiento de las aguas de los océanos del sur provocó cambios en los patrones de los vientos, lo que hizo variar la dinámica de las aguas superficiales. La investigación demuestra que en esta etapa, en el hemisferio sur, el CO2 capturado a profundidades intermedias fue bombeado por las corrientes superficiales hacia la atmósfera a causa de los cambios en los vientos superficiales.
Con este descubrimiento, publicado recientemente en Nature, los investigadores han ayudado a entender mejor los procesos clave que provocaron los grandes cambios climáticos del pasado, un elemento fundamental para poder predecir la evolución del clima en el futuro.
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