Un estudio realizado en California confirma que la exposición al aire contaminado influye en la reacción asmática
Un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford y la Universidad de California (UC), Berkeley y financiado por el Instituto Nacional de Salud, la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. y la Asociación Americana de Pulmón, reveló que la contaminación ambiental modifica sustancialmente la función inmune y agrava los síntomas del asma.
La exposición al aire contaminado está relacionada con la disminución de la función de un gen que tiende a incrementar los efectos del asma en los niños, según informa el estudio, realizado por John Balmes, profesor de ciencias de la salud del medio ambiente (UC, Berkeley); Noth Elizabeth y Pratt Boriana, investigadores también de la UC, y Cameron McDonald-Hyman, asistente de investigación en la Universidad de Stanford, Escuela de Medicina.
Pese a que investigaciones anteriores habían demostrado que la contaminación del aire incrementa los riesgos del asma (especialmente los tubos de escape de los vehículos), pocos estudios han trazado un camino molecular detallado, según explicaron los autores del estudio. El resultado del ensayo, que procede de un análisis llevado a cabo con 181 niños con y sin asma de las ciudades de Fresno y Palo Alto (California), se publicará este mes en The Journal of Allergy and Clinical Immunology.
El trabajo fue exclusivamente realizado en Fresno porque se encuentra en el Valle Central de California, donde el aire caliente atrapado se mezcla con el tráfico pesado y la agricultura. De esta manera, se originan los más altos niveles de contaminación atmosférica. También es una región conocida por su gran cantidad de personas con afecciones asmáticas.
Los investigadores compararon a los voluntariados de la ciudad de Fresno con 80 niños, la mitad con asma y la otra mitad sana. Los niños fueron separados por edades, sexo y estado de asma, entre otras variables. También fueron evaluados para la función respiratoria, la sensibilidad alérgica y las células Treg de la sangre (encargadas de regular el sistema inmunológico).
Además de ser conocida y cuestionada por los severos daños que causa al ecosistema, la contaminación ambiental es una fuente directa de inflamación inmediata. Sobre la base de este nuevo estudio, se puede descubrir una de las primeras piezas clave de la evidencia científica para delimitar y explicar cómo algunos contaminantes del aire pueden ocasionar problemas a largo plazo.
"Hay gente que todavía cuestiona la relación directa entre la contaminación atmosférica y la salud humana, pero hay hallazgos difíciles de negar del gran impacto que tienen en la salud los contaminantes", sostiene el investigador principal, Ira Tager, profesor de epidemiología en la Escuela de la UC de Berkeley.
Células T (Trag)
En el estudio se descubrió que los niños de la ciudad de Fresno tenían menores niveles generales de la función Treg y síntomas más graves de asma que los niños de la ciudad de Palo Alto. Por ejemplo, los niños no asmáticos en Fresno tenían niveles de Treg similares a los niños con asma en Palo Alto.
Los investigadores descubrieron que los niños estaban expuestos a hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), un subproducto de combustibles fósiles y un contaminante importante de las emisiones vehiculares, porque hallaron que el HAP era siete veces mayor en los niños de Fresno en comparación con los niños de Palo Alto. A su vez, los niveles de ozono y las partículas fueron también significativamente mayores en Fresno.
También encontraron que la exposición a la contaminación del aire suprime las células T y que la disminución de la función Treg está estrechamente vinculada al aumento de los síntomas del asma y reducción de la capacidad pulmonar. Las células Treg son responsables de ponerle freno al sistema inmunológico para que no reaccione a las sustancias no patógenas en el cuerpo que están asociadas con la alergia y el asma. Cuando la función Treg es baja, las células no logran bloquear la respuesta inflamatoria que son el sello de los síntomas del asma.
Los expertos observaron, además, que las células T (Treg) son importantes para otros trastornos autoinmunes, por lo que las implicaciones de este trabajo podrían ir más allá del asma.
Menos suciedad por más vida
Paralelamente, un estudio hecho público por "Enviromental Health Perspectivas" ha demostrado cómo la contaminación es también uno de los principales factores de cáncer de mama.
El doctor Mark Goldberg, investigador del Centro de Salud de la Universidad McGill de Montreal, extrajo casos de mujeres a las que se les diagnostico cáncer de mama entre 1996 y 1997, de acuerdo a los mapas de contaminación aérea. Los resultados fueron contundentes: la enfermedad se había propagado por las zonas que evidenciaban un mayor nivel de contaminación.
"Otra forma de decir esto es que las mujeres que vivían en las áreas con los niveles más elevados de polución, tenían casi dos veces más posibilidades de desarrollar cáncer de pecho que aquellas viviendo en áreas menos contaminadas", sostuvo el doctor.
Los investigadores señalaron que el riesgo de cáncer se incrementó alrededor de un 25 por ciento con cada aumento de dióxido de nitrógeno (NO2) por cada cinco partes por miles de millones.
La exposición al aire contaminado está relacionada con la disminución de la función de un gen que tiende a incrementar los efectos del asma en los niños, según informa el estudio, realizado por John Balmes, profesor de ciencias de la salud del medio ambiente (UC, Berkeley); Noth Elizabeth y Pratt Boriana, investigadores también de la UC, y Cameron McDonald-Hyman, asistente de investigación en la Universidad de Stanford, Escuela de Medicina.
Pese a que investigaciones anteriores habían demostrado que la contaminación del aire incrementa los riesgos del asma (especialmente los tubos de escape de los vehículos), pocos estudios han trazado un camino molecular detallado, según explicaron los autores del estudio. El resultado del ensayo, que procede de un análisis llevado a cabo con 181 niños con y sin asma de las ciudades de Fresno y Palo Alto (California), se publicará este mes en The Journal of Allergy and Clinical Immunology.
El trabajo fue exclusivamente realizado en Fresno porque se encuentra en el Valle Central de California, donde el aire caliente atrapado se mezcla con el tráfico pesado y la agricultura. De esta manera, se originan los más altos niveles de contaminación atmosférica. También es una región conocida por su gran cantidad de personas con afecciones asmáticas.
Los investigadores compararon a los voluntariados de la ciudad de Fresno con 80 niños, la mitad con asma y la otra mitad sana. Los niños fueron separados por edades, sexo y estado de asma, entre otras variables. También fueron evaluados para la función respiratoria, la sensibilidad alérgica y las células Treg de la sangre (encargadas de regular el sistema inmunológico).
Además de ser conocida y cuestionada por los severos daños que causa al ecosistema, la contaminación ambiental es una fuente directa de inflamación inmediata. Sobre la base de este nuevo estudio, se puede descubrir una de las primeras piezas clave de la evidencia científica para delimitar y explicar cómo algunos contaminantes del aire pueden ocasionar problemas a largo plazo.
"Hay gente que todavía cuestiona la relación directa entre la contaminación atmosférica y la salud humana, pero hay hallazgos difíciles de negar del gran impacto que tienen en la salud los contaminantes", sostiene el investigador principal, Ira Tager, profesor de epidemiología en la Escuela de la UC de Berkeley.
Células T (Trag)
En el estudio se descubrió que los niños de la ciudad de Fresno tenían menores niveles generales de la función Treg y síntomas más graves de asma que los niños de la ciudad de Palo Alto. Por ejemplo, los niños no asmáticos en Fresno tenían niveles de Treg similares a los niños con asma en Palo Alto.
Los investigadores descubrieron que los niños estaban expuestos a hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), un subproducto de combustibles fósiles y un contaminante importante de las emisiones vehiculares, porque hallaron que el HAP era siete veces mayor en los niños de Fresno en comparación con los niños de Palo Alto. A su vez, los niveles de ozono y las partículas fueron también significativamente mayores en Fresno.
También encontraron que la exposición a la contaminación del aire suprime las células T y que la disminución de la función Treg está estrechamente vinculada al aumento de los síntomas del asma y reducción de la capacidad pulmonar. Las células Treg son responsables de ponerle freno al sistema inmunológico para que no reaccione a las sustancias no patógenas en el cuerpo que están asociadas con la alergia y el asma. Cuando la función Treg es baja, las células no logran bloquear la respuesta inflamatoria que son el sello de los síntomas del asma.
Los expertos observaron, además, que las células T (Treg) son importantes para otros trastornos autoinmunes, por lo que las implicaciones de este trabajo podrían ir más allá del asma.
Menos suciedad por más vida
Paralelamente, un estudio hecho público por "Enviromental Health Perspectivas" ha demostrado cómo la contaminación es también uno de los principales factores de cáncer de mama.
El doctor Mark Goldberg, investigador del Centro de Salud de la Universidad McGill de Montreal, extrajo casos de mujeres a las que se les diagnostico cáncer de mama entre 1996 y 1997, de acuerdo a los mapas de contaminación aérea. Los resultados fueron contundentes: la enfermedad se había propagado por las zonas que evidenciaban un mayor nivel de contaminación.
"Otra forma de decir esto es que las mujeres que vivían en las áreas con los niveles más elevados de polución, tenían casi dos veces más posibilidades de desarrollar cáncer de pecho que aquellas viviendo en áreas menos contaminadas", sostuvo el doctor.
Los investigadores señalaron que el riesgo de cáncer se incrementó alrededor de un 25 por ciento con cada aumento de dióxido de nitrógeno (NO2) por cada cinco partes por miles de millones.
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