"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


martes, 11 de enero de 2011

Crean un mapa de emisiones de amoníaco en la Tierra


Este trabajo, realizado por un equipo del LATMOS-IPSL (CNRS/UPMC/UVSQ) en colaboración con investigadores belgas de la Universidad Libre de Bruselas, ha sido posible gracias a las mediciones infrarrojas del instrumento francés IASI, instalado a bordo del satélite meteorológico MetOp desarrollado por el CNES.

El amoniaco (NH3) contribuye de modo significativo a la formación de partículas que provocan contaminación. Sus emisiones son resultado principalmente del uso de fertilizantes agrícolas y de la cada vez mayor cría intensiva de ganado.
El amoniaco es el contaminante de efectos menos comprendidos de entre los contaminantes regulados por las Directivas Europeas sobre la calidad del aire. Los mapas sobre su emisión son imprecisos y es difícil monitorizar de manera global y sistemática a este compuesto. El amoniaco permanece en la atmósfera durante muy poco tiempo después de su emisión, pero activa toda una cascada de efectos medioambientales. Grandes concentraciones de amoniaco a escala local pueden afectar a la fauna, a la flora y a la calidad del aire.
A pesar de que el instrumente IASI no fue creado inicialmente para detectar el amoníaco en la atmósfera de la Tierra, los investigadores desarrollaron una metodología que permite aislar las características distintivas del amoniaco (la "firma" de este compuesto) de entre los demás datos que componen la señal de fondo. Filtrando los datos y acumulándolos continuamente en el periodo de observación de un año (más de un millón de mediciones por día, con dos pasadas sobre cada parte de la Tierra), los científicos fueron capaces de generar mapas de su concentración y compararlos con modelos atmosféricos recientes.
Este trabajo ha probado que existe una subestimación de las emisiones de amoniaco reconocidas por los inventarios actuales en los valles agrícolas del hemisferio norte, y particularmente en Estados Unidos (las regiones de San Joaquín en California y el Valle del Río Snake en Idaho) y Europa (los valles del Po y del Ebro). Las diferencias más marcadas son las encontradas en Asia Central, donde se han encontrado algunas fuentes no referenciadas en los inventarios actuales.









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