La construcción será prefabricada, pero también permitirá utilizar construcciones antiguas y adaptarlas para una nueva vida de suma eficiencia, reduciendo al mismo tiempo los costos. Su versatilidad permitirá múltiples usos, tamaños y podrá adaptarse para diferentes climas. Su creador asegura que, incluso, podría modificarse para flotar y construirse sobre el agua.
La estructura podrá fabricarse en diferentes escalas que permitan alojar un mínimo de 50 personas y un máximo de 10 mil. Algunos de los proyectos incluyen la fabricación de oficinas, hoteles o complejos habitacionales. Sin embargo, su rápida construcción permite que sea una interesante opción para proveer de alojamiento a la población en medio de una catástrofe.
El arquitecto ruso se preocupo, además, por el medio ambiente. Se estima que el nuevo edificio mantendrá bajo su consumo eléctrico, al igual que los afamados "edificios verdes". Su agujero en el centro permitirá que el viento lo atraviese generando energía eólica, mientras las ventanas serán paneles solares transparentes que capten la energía del sol.
"Dentro del edificio, la forma de domo promueve la acumulación de aire caliente en la parte superior. Este calor se recolectará en acumuladores térmicos que permiten su transformación en otros tipos de energía" describió Remizov.
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