ELa Pequeña Edad de Hielo fue un período de clima frío que abarcó desde el siglo XIII hasta mediados del XIX. Durante este tiempo los glaciares avanzaron y destruyeron poblaciones europeas e incluso el río Támesis se congelaba a su paso por Londres, al igual que muchos canales en Holanda. Todos estos lugares están libres de hielo ahora. Las pinturas de la época reflejan esos inviernos blancos y fríos.
Para probar esta tesis unos investigadores de University of Colorado fueron en búsqueda de huellas químicas que se hubieran conservado en la vegetación del Ártico y otros tipos de datos. Según Gifford Miller, líder del proyecto, es la primera vez que se identifican claramente los factores específicos que dieron comienzo a la pequeña edad del hielo y se explica por qué este periodo de tiempo frío duró tanto tiempo.
Al parecer hubo unas erupciones masivas tropicales que inyectaron pequeñas partículas de aerosol en la atmósfera, partículas que reflejaban parte de la luz solar al espacio exterior y que enfriaron el planeta. Este clima frío se mantuvo tiempo después de que el aerosol desapareciera de la atmósfera debido al efecto de la placa de hielo del Atlántico Norte. La expansión de estos hielos habría interferido en la mezcla entre aguas superficiales y profundas, lo que favorecería la formación de más hielo que reflejaría más luz solar. Es decir, se habría producido un bucle de retroalimentación positiva.
Los análisis isotópicos de carbono que estos investigadores han realizado en el ártico canadiense indican que muchas plantas murieron entre el año 1275 y 1300, tanto a alta como a baja altitud, lo que indicaría un congelamiento de la región. Este fenómeno volvió a ocurrir en 1450. Estas fechas coinciden con dos fenómenos de gran actividad volcánica.
Además, el análisis de los sedimentos de un lago glaciar indica que la capa de hielo de Islandia terminó siendo más gruesa en los siglos XIII y XV, pues se aprecia una mayor actividad del fenómeno de erosión causado por esta capa de hielo.
El uso de modelos computacionales añade más argumentos a favor de que fuera este tipo de fenómenos y no una menor actividad solar la que produjo esta pequeña edad del hielo.
Este resultado nos recuerda lo delicado que es el clima y cómo puede ser alterado durante mucho tiempo debido a bucles de retroalimentación. Un factor que hay que tener muy en cuenta en la actualidad debido al cambio climático que el ser humano está provocando.
n el periodo de 1645 a 1715, en mitad de la Pequeña Edad de Hielo, la cantidad manchas solares que tenía el Sol, y que eran un reflejo de su actividad, fue muy baja. Este periodo es conocido como el Mínimo de Maunder en honor al astrónomo E.W. Maunder. Así que no fue difícil suponer que este periodo frío fue causado por una menor actividad en el Sol.
Ahora unas simulaciones computaciones sugieren que, en realidad, esta pequeña edad del hielo fue debida a una serie de erupciones volcánicas espaciadas en el tiempo y no a la actividad solar. Estas erupciones habrían conseguido enfriar el hemisferio Norte como para producir este fenómeno.
Ahora unas simulaciones computaciones sugieren que, en realidad, esta pequeña edad del hielo fue debida a una serie de erupciones volcánicas espaciadas en el tiempo y no a la actividad solar. Estas erupciones habrían conseguido enfriar el hemisferio Norte como para producir este fenómeno.
Para probar esta tesis unos investigadores de University of Colorado fueron en búsqueda de huellas químicas que se hubieran conservado en la vegetación del Ártico y otros tipos de datos. Según Gifford Miller, líder del proyecto, es la primera vez que se identifican claramente los factores específicos que dieron comienzo a la pequeña edad del hielo y se explica por qué este periodo de tiempo frío duró tanto tiempo.
Al parecer hubo unas erupciones masivas tropicales que inyectaron pequeñas partículas de aerosol en la atmósfera, partículas que reflejaban parte de la luz solar al espacio exterior y que enfriaron el planeta. Este clima frío se mantuvo tiempo después de que el aerosol desapareciera de la atmósfera debido al efecto de la placa de hielo del Atlántico Norte. La expansión de estos hielos habría interferido en la mezcla entre aguas superficiales y profundas, lo que favorecería la formación de más hielo que reflejaría más luz solar. Es decir, se habría producido un bucle de retroalimentación positiva.
Los análisis isotópicos de carbono que estos investigadores han realizado en el ártico canadiense indican que muchas plantas murieron entre el año 1275 y 1300, tanto a alta como a baja altitud, lo que indicaría un congelamiento de la región. Este fenómeno volvió a ocurrir en 1450. Estas fechas coinciden con dos fenómenos de gran actividad volcánica.
Además, el análisis de los sedimentos de un lago glaciar indica que la capa de hielo de Islandia terminó siendo más gruesa en los siglos XIII y XV, pues se aprecia una mayor actividad del fenómeno de erosión causado por esta capa de hielo.
El uso de modelos computacionales añade más argumentos a favor de que fuera este tipo de fenómenos y no una menor actividad solar la que produjo esta pequeña edad del hielo.
Este resultado nos recuerda lo delicado que es el clima y cómo puede ser alterado durante mucho tiempo debido a bucles de retroalimentación. Un factor que hay que tener muy en cuenta en la actualidad debido al cambio climático que el ser humano está provocando.
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