Nuevas investigaciones, publicadas en los Proceedings of the National Academy of Sciences de los Estados Unidos, aportan un nuevo conocimiento a las preguntas sobre cómo y quiénes eran con gran probabilidad los últimos neandertales.
La investigación está basada sobre el estudio de los fósiles humanos, recuperados a lo largo de una década de excavaciones en la Sima de las Palomas (en Torre Pacheco, Murcia), y ha contado con la participación del profesor Alejandro Pérez-Pérez del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona. Los trabajos están dirigidos por el equipo del paleoantropólogo Michael Walker (Dept. Zoología y Antropología Física, Universidad de Murcia) y Erik Trinkaus (catedrático de Antropología de la Washington University de Saint Louis, Estados Unidos) y han colaborado otros expertos nacionales e internacionales, entre ellos el paleoantropólogo Josep Gibert, recientemente desaparecido.
Datados en una antigüedad de unos 40.000 años, según diferentes métodos científicos, los fósiles humanos encontrados en los niveles superiores de la Sima de las Palomas muestran claramente la anatomía característica de los neandertales. Así pues, los datos establecen que los neandertales perduraron en el rincón de Europa suroccidental que se corresponde con la Península Ibérica, dato que apoya la conclusión de que los neandertales no fueron eliminados de manera inmediata por el rápido avance de los humanos modernos. Según los autores, las diferencias conductuales entre los neandertales tardíos y los humanos modernos tempranos, que coincidieron en el tiempo en Europa, no debieron ser tan grandes como otros estudiosos pretenden, reduciéndose así el contraste y la distancia entre los neandertales -de conducta, habilidad y mente supuestamente limitadas- y los humanos modernos tempranos, con actitudes más versátiles.
Por otra parte, algunos fósiles de los neandertales de la Sima de las Palomas muestran rasgos presentes también en la anatomía humana moderna pero frecuentes o bien ausentes en neandertales más antiguos. Posiblemente, los neandertales de la Sima de las Palomas estaban en vías de evolución morfológica hacia algunos aspectos modernos, aunque también es verosímil que los adquirieran por contacto con humanos modernos tempranos en vías de penetración en la Península desde el otro lado de los Pirineos. Si esta hipótesis es cierta, podría implicar que la perduración del Paleolítico Medio peninsular se debería más a la elección por parte de la población que a un supuesto retraso cultural.
La investigación en la Sima de las Palomas y otros yacimientos de neandertales tardíos, además de recientes hallazgos en Europa de fósiles de los humanos modernos tempranos, aporta ahora un cuadro complejo del contacto cambiante entre poblaciones humanas, de conducta equiparable pero con diferencias biológicas y culturales. Para los autores, estas poblaciones se consideran grupos de individuos que realizaban esfuerzos variados para subsistir y sobrevivir durante el Pleistoceno tardío en un entorno altamente cambiante.
La investigación está basada sobre el estudio de los fósiles humanos, recuperados a lo largo de una década de excavaciones en la Sima de las Palomas (en Torre Pacheco, Murcia), y ha contado con la participación del profesor Alejandro Pérez-Pérez del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona. Los trabajos están dirigidos por el equipo del paleoantropólogo Michael Walker (Dept. Zoología y Antropología Física, Universidad de Murcia) y Erik Trinkaus (catedrático de Antropología de la Washington University de Saint Louis, Estados Unidos) y han colaborado otros expertos nacionales e internacionales, entre ellos el paleoantropólogo Josep Gibert, recientemente desaparecido.
Datados en una antigüedad de unos 40.000 años, según diferentes métodos científicos, los fósiles humanos encontrados en los niveles superiores de la Sima de las Palomas muestran claramente la anatomía característica de los neandertales. Así pues, los datos establecen que los neandertales perduraron en el rincón de Europa suroccidental que se corresponde con la Península Ibérica, dato que apoya la conclusión de que los neandertales no fueron eliminados de manera inmediata por el rápido avance de los humanos modernos. Según los autores, las diferencias conductuales entre los neandertales tardíos y los humanos modernos tempranos, que coincidieron en el tiempo en Europa, no debieron ser tan grandes como otros estudiosos pretenden, reduciéndose así el contraste y la distancia entre los neandertales -de conducta, habilidad y mente supuestamente limitadas- y los humanos modernos tempranos, con actitudes más versátiles.
Por otra parte, algunos fósiles de los neandertales de la Sima de las Palomas muestran rasgos presentes también en la anatomía humana moderna pero frecuentes o bien ausentes en neandertales más antiguos. Posiblemente, los neandertales de la Sima de las Palomas estaban en vías de evolución morfológica hacia algunos aspectos modernos, aunque también es verosímil que los adquirieran por contacto con humanos modernos tempranos en vías de penetración en la Península desde el otro lado de los Pirineos. Si esta hipótesis es cierta, podría implicar que la perduración del Paleolítico Medio peninsular se debería más a la elección por parte de la población que a un supuesto retraso cultural.
La investigación en la Sima de las Palomas y otros yacimientos de neandertales tardíos, además de recientes hallazgos en Europa de fósiles de los humanos modernos tempranos, aporta ahora un cuadro complejo del contacto cambiante entre poblaciones humanas, de conducta equiparable pero con diferencias biológicas y culturales. Para los autores, estas poblaciones se consideran grupos de individuos que realizaban esfuerzos variados para subsistir y sobrevivir durante el Pleistoceno tardío en un entorno altamente cambiante.
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