El descubrimiento podría abrir nuevas vías de investigación que condujesen al incremento del rendimiento de las cosechas y a la mejora de la seguridad alimentaria para una población humana global en constante crecimiento.
En el reino animal, las madres suelen invertir más recursos que los padres para crear nueva descendencia.
Para las madres, la cuestión es alcanzar un equilibrio entre dar suficientes recursos para que sus bebés se mantengan sanos y también crear tantos bebés como puedan. En cambio, los padres se benefician evolutivamente de tener crías que sean tan grandes como sea posible y más aptas para sobrevivir.
Los investigadores, de la Universidad de Bath, la de Exeter y el Instituto Albrecht von Haller para la Ciencia de los Vegetales en Alemania, han mostrado ahora que esta batalla entre padre y madre también existe en el reino vegetal.
El estudio muestra por primera vez que las plantas macho pueden influir en el tamaño de las semillas.
Usando la planta Arabidopsis como modelo, los científicos cruzaron plantas hembra con diversas plantas macho y midieron el tamaño de las semillas producidas con cada pareja.
Encontraron que el cruce de la planta hembra con cierta variedad específica, o genotipo, de planta macho, producía semillas más grandes, posibilitando que el padre tuviera una descendencia más sana y robusta a expensas de la madre.
Tal como señala Paula Kover de la Universidad de Bath, el tamaño de la semilla puede marcar una diferencia tremenda en las probabilidades de que una plántula sobreviva, así que cabría esperar que las madres produjeran un tamaño de semilla óptimo, en un equilibrio idóneo entre las probabilidades de supervivencia y el costo de la energía para producirlas.
Sin embargo, hay mucha variación en el tamaño de la semilla. Desde hace tiempo se ha debatido sobre el motivo de esto.
Antes se pensaba que el tamaño de la semilla estaba controlado sólo por los genes de la madre, pero ahora se ha demostrado que los genes de la planta padre también pueden tener efecto sobre el tamaño de la semilla.
El próximo paso será identificar los genes específicos que influyen en dicho tamaño. Hasta ahora, para la labor de cultivar plantas sólo se tenían en cuenta los genes de la madre en el proceso de reproducción, así que este estudio podría abrir la puerta a todo un nuevo grupo de genes con potencial para incrementar el rendimiento de las cosechas.
En el reino animal, las madres suelen invertir más recursos que los padres para crear nueva descendencia.
Para las madres, la cuestión es alcanzar un equilibrio entre dar suficientes recursos para que sus bebés se mantengan sanos y también crear tantos bebés como puedan. En cambio, los padres se benefician evolutivamente de tener crías que sean tan grandes como sea posible y más aptas para sobrevivir.
Los investigadores, de la Universidad de Bath, la de Exeter y el Instituto Albrecht von Haller para la Ciencia de los Vegetales en Alemania, han mostrado ahora que esta batalla entre padre y madre también existe en el reino vegetal.
El estudio muestra por primera vez que las plantas macho pueden influir en el tamaño de las semillas.
Usando la planta Arabidopsis como modelo, los científicos cruzaron plantas hembra con diversas plantas macho y midieron el tamaño de las semillas producidas con cada pareja.
Encontraron que el cruce de la planta hembra con cierta variedad específica, o genotipo, de planta macho, producía semillas más grandes, posibilitando que el padre tuviera una descendencia más sana y robusta a expensas de la madre.
Tal como señala Paula Kover de la Universidad de Bath, el tamaño de la semilla puede marcar una diferencia tremenda en las probabilidades de que una plántula sobreviva, así que cabría esperar que las madres produjeran un tamaño de semilla óptimo, en un equilibrio idóneo entre las probabilidades de supervivencia y el costo de la energía para producirlas.
Sin embargo, hay mucha variación en el tamaño de la semilla. Desde hace tiempo se ha debatido sobre el motivo de esto.
Antes se pensaba que el tamaño de la semilla estaba controlado sólo por los genes de la madre, pero ahora se ha demostrado que los genes de la planta padre también pueden tener efecto sobre el tamaño de la semilla.
El próximo paso será identificar los genes específicos que influyen en dicho tamaño. Hasta ahora, para la labor de cultivar plantas sólo se tenían en cuenta los genes de la madre en el proceso de reproducción, así que este estudio podría abrir la puerta a todo un nuevo grupo de genes con potencial para incrementar el rendimiento de las cosechas.
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