La inversión de los polos no es un fenómeno aleatorio, sino exacto.
La Tierra posee una memoria magnética que reproduce el fenómeno de la inversión de los polos magnéticos en serie y no de forma aleatoria, como se creía hasta ahora, según una investigación desarrollada por científicos italianos de la que informa la revista Physics. El texto original ha sido publicado en Arxiv.
Estos científicos han comprobado que la periódica inversión de los polos magnéticos se produce en forma de racimos (clusters en inglés) en serie que desvelan la existencia de una especie de memoria magnética de nuestro planeta, mediante la cual la Tierra recuerda episodios similares anteriores.
El estudio se ha hecho mediante un análisis estadístico detallado de los diferentes datos físicos y geológicos atribuidos a los históricos periodos de inversión de los polos magnéticos. A través de este análisis estadístico, los científicos han descubierto que la secuencia de inversión de los polos responde a una distribución de Lévy, lo que significa que aparece en el tiempo de manera correlativa, en serie, y no de manera aleatoria e independiente la una de la otra.
Importante avance
Esta así llamada memoria de la Tierra supone un importante avance en la comprensión de los fenómenos geomagnéticos y podría facilitar una previsión respecto a cuándo surgirán las próximas inversiones de polos magnéticos.
En ese sentido, los investigadores explican en su artículo que pretenden construir un modelo dinámico para describir el proceso de inversión de los polos magnéticos, con la finalidad de comprender mejor los mecanismos físicos asociados a estos procesos.
La inversión de polos magnéticos ha ocurrido varias veces en los últimos 160 millones de años. La última vez tuvo lugar hace 780.000 años, en un episodio conocido como inversión Brunhes-Matayama. La inversión se produce a intervalos que van desde unos 20.000 años hasta cerca de 50 millones de años.
El fenómeno de la inversión de los polos magnéticos no ha sido todavía suficientemente explicado. Los geofísicos consideran que el núcleo de la Tierra se comporta como una dinamo gigante que produce un campo magnético.
La dinamo puede dejar de funcionar de manera espontánea o como consecuencia de un impacto, por ejemplo de un objeto celeste, y a continuación volver a ponerse en marcha con campos magnéticos orientados en direcciones diferentes.
La teoría más extendida considera que la inversión de los polos se produce como consecuencia de una distribución de Poisson y no de Lévy, como han descubierto ahora los científicos italianos. La distribución de Poisson, a diferencia de la función generalizada de Lévy, describe fenómenos puramente aleatorios y extraños, como la radioactividad. En el caso de los polos magnéticos, la distribución de Poisson permite calcular la probabilidad de una nueva inversión durante un tiempo concreto, considerando que las inversiones son aleatorias e independientes entre sí.
Procesos de hasta 7.000 años
La inversión de los polos es un proceso natural que puede tomarse hasta 7.000 años en completarse, según publicó recientemente la revista Nature. Cuando se produce la inversión total, desaparece el campo magnético terrestre y el planeta se encuentra sin protección frente a las radiaciones que vienen del espacio.
Una serie de datos, como el debilitamiento del campo magnético constatado desde hace más de un siglo, podrían sugerir una nueva inversión de los polos magnéticos en unos miles de años, tal como informamos en otro artículo de esta revista.
Por otro lado, se ha descubierto que el Polo Norte Magnético se ha desplazado 1.100 kilómetros en el último siglo, lo que representa un movimiento sin precedentes en los últimos 2.600 años que anuncia bruscos cambios geomagnéticos futuros, según una investigación realizada por la Universidad de Oregón de la que informamos en un anterior artículo.
La velocidad de desplazamiento del Polo Norte Magnético ha aumentado significativamente, pasando de los 10 kilómetros por año en 1970, a los 40 kilómetros anuales de la actualidad. A pesar de estas inusitadas anomalías, los investigadores no ven indicios de una nueva reversión de los polos magnéticos terrestres.
El campo magnético terrestre posee dos polos: el Polo Norte Magnético, situado en el Ártico canadiense, y el Polo Sur Magnético, situado en la Antártida, al sur de Australia. En el Polo Norte Magnético, las líneas del campo magnético terrestre se orientan directamente hacia el centro de la Tierra.
Estos científicos han comprobado que la periódica inversión de los polos magnéticos se produce en forma de racimos (clusters en inglés) en serie que desvelan la existencia de una especie de memoria magnética de nuestro planeta, mediante la cual la Tierra recuerda episodios similares anteriores.
El estudio se ha hecho mediante un análisis estadístico detallado de los diferentes datos físicos y geológicos atribuidos a los históricos periodos de inversión de los polos magnéticos. A través de este análisis estadístico, los científicos han descubierto que la secuencia de inversión de los polos responde a una distribución de Lévy, lo que significa que aparece en el tiempo de manera correlativa, en serie, y no de manera aleatoria e independiente la una de la otra.
Importante avance
Esta así llamada memoria de la Tierra supone un importante avance en la comprensión de los fenómenos geomagnéticos y podría facilitar una previsión respecto a cuándo surgirán las próximas inversiones de polos magnéticos.
En ese sentido, los investigadores explican en su artículo que pretenden construir un modelo dinámico para describir el proceso de inversión de los polos magnéticos, con la finalidad de comprender mejor los mecanismos físicos asociados a estos procesos.
La inversión de polos magnéticos ha ocurrido varias veces en los últimos 160 millones de años. La última vez tuvo lugar hace 780.000 años, en un episodio conocido como inversión Brunhes-Matayama. La inversión se produce a intervalos que van desde unos 20.000 años hasta cerca de 50 millones de años.
El fenómeno de la inversión de los polos magnéticos no ha sido todavía suficientemente explicado. Los geofísicos consideran que el núcleo de la Tierra se comporta como una dinamo gigante que produce un campo magnético.
La dinamo puede dejar de funcionar de manera espontánea o como consecuencia de un impacto, por ejemplo de un objeto celeste, y a continuación volver a ponerse en marcha con campos magnéticos orientados en direcciones diferentes.
La teoría más extendida considera que la inversión de los polos se produce como consecuencia de una distribución de Poisson y no de Lévy, como han descubierto ahora los científicos italianos. La distribución de Poisson, a diferencia de la función generalizada de Lévy, describe fenómenos puramente aleatorios y extraños, como la radioactividad. En el caso de los polos magnéticos, la distribución de Poisson permite calcular la probabilidad de una nueva inversión durante un tiempo concreto, considerando que las inversiones son aleatorias e independientes entre sí.
Procesos de hasta 7.000 años
La inversión de los polos es un proceso natural que puede tomarse hasta 7.000 años en completarse, según publicó recientemente la revista Nature. Cuando se produce la inversión total, desaparece el campo magnético terrestre y el planeta se encuentra sin protección frente a las radiaciones que vienen del espacio.
Una serie de datos, como el debilitamiento del campo magnético constatado desde hace más de un siglo, podrían sugerir una nueva inversión de los polos magnéticos en unos miles de años, tal como informamos en otro artículo de esta revista.
Por otro lado, se ha descubierto que el Polo Norte Magnético se ha desplazado 1.100 kilómetros en el último siglo, lo que representa un movimiento sin precedentes en los últimos 2.600 años que anuncia bruscos cambios geomagnéticos futuros, según una investigación realizada por la Universidad de Oregón de la que informamos en un anterior artículo.
La velocidad de desplazamiento del Polo Norte Magnético ha aumentado significativamente, pasando de los 10 kilómetros por año en 1970, a los 40 kilómetros anuales de la actualidad. A pesar de estas inusitadas anomalías, los investigadores no ven indicios de una nueva reversión de los polos magnéticos terrestres.
El campo magnético terrestre posee dos polos: el Polo Norte Magnético, situado en el Ártico canadiense, y el Polo Sur Magnético, situado en la Antártida, al sur de Australia. En el Polo Norte Magnético, las líneas del campo magnético terrestre se orientan directamente hacia el centro de la Tierra.
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