El estudio demuestra que un chisme negativo hace más probable que veamos una cara que si no teníamos información sobre ella, o si lo que sabíamos era algo positivo o neutro.
"Nuestro sistema visual funciona de la siguiente manera. Cuando nos muestran dos cuadros, por ejemplo, uno para cada ojo, sólo somos capaces de ver uno de ellos. Es la forma en que funciona el cerebro. Podemos avanzar y retroceder, pero sólo veremos uno a la vez. Es involuntario", expone Erika Siegel, investigadora de la Universidad del Noreste y coautora del estudio.
Eric Anderson, autor principal de la investigación, y su equipo diseñaron dos experimentos alrededor de un fenómeno llamado 'rivalidad binocular' - fenómeno de la percepción visual por la que alternamos entre diferentes imágenes presentadas a cada ojo-. En el primer estudio participaron 66 alumnos universitarios de la ciudad de Boston y 51 en el segundo.
En el primero de ellos, expusieron caras neutras (sin expresión) emparejadas a una descripción de un comportamiento negativo (por ejemplo, una patada a un perro), un comportamiento positivo ("ayudó a una mujer mayo con sus compras"), o un comportamiento neutral ("ayudó a cruzar la calle a un hombre"). Cada cara se presentó cuatro veces. En total, 20 caras para cada categoría.
Posteriormente mostraron estas caras solas, agregaron 20 caras nuevas y las utilizaron en un experimento de 'rivalidad binocular'. Es decir, en cada ensayo se le enseñó al participante una cara para un ojo y una casa para el otro.
"En estos casos, donde se muestran imágenes diferentes para cada ojo, nuestro sistema visual sólo nos permite ver uno de ellos a la vez (la cara, luego la casa y después la cara otra vez, por ejemplo). Medir el tiempo en el que vemos el rostro en cada ensayo nos permite evaluar si el cerebro prefiere la cara y la selecciona para la conciencia visual", apunta Barrett.
Protegernos ante los "maleantes"
Los investigadores descubrieron que si mostraban una cara neutra en un ojo y una casa en la otra, al comunicarles chismes negativos sobre la cara, lo más probable es que vieran más la cara. Si les decían algo positivo, o neutral, no existía diferencia para ver la casa o la cara.
Aunque los investigadores no han estudiado el porqué de este hecho, la hipótesis que barajan es que las regiones del cerebro que están implicadas en los sentimientos y el aprendizaje emocional están conectados con el sistema visual, y también a las regiones subcorticales del cerebro que forman parte de la percepción.
"Es decir, estas regiones que se proyectan a regiones del cerebro implicadas en la regulación de la atención, a su vez podrían influir en la facilidad con la que se ve una cara", expone Barrett.
"Este hecho puede formar parte de nuestra evolución, esto es, que ayuda a protegernos de los mentirosos y los tramposos. Si los vemos durante más tiempo, tal vez podamos obtener información más precisa sobre su comportamiento", concluye Siegel.
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