Los modelos tradicionales requerían que las Nubes de Magallanes completaran una órbita alrededor de la Vía Láctea en menos de 2.000 millones de años para que la Corriente se formase. Sin embargo, otros análisis, así como las mediciones del Telescopio Espacial Hubble hechas por Nitya Kallivaylil, descartaron este tipo de órbita, sugiriendo que las Nubes de Magallanes son unas recién llegadas en vez de ser satélites de la Vía Láctea desde hace mucho tiempo.
Esto, no obstante, crea un problema: ¿Cómo pudo formarse la Corriente sin una órbita completa alrededor de la Vía Láctea?
Para solucionarlo, Gurtina Besla (del Centro para la Astrofísica, gestionado conjuntamente por la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsoniano) y su equipo crearon una simulación asumiendo que las Nubes eran un sistema binario estable en el primer paso cercano a la Vía Láctea, con el fin de mostrar cómo se podría formar la Corriente sin depender de un encuentro cercano con ella.
El equipo ha llegado a la conclusión de que el Puente y la Corriente de Magallanes son similares a las estructuras en forma de puente y de cola que se distinguen en otras galaxias que están interactuando y, sobre todo, que fueron formadas antes de que las Nubes fueran capturadas por la Vía Láctea.
Aunque en realidad las nubes no chocaron, se acercaron tanto que la Gran Nube extrajo grandes cantidades de gas de hidrógeno de la Pequeña Nube. Esta interacción comparable a una marea dio lugar al Puente que hoy vemos entre ambas Nubes, así como a la Corriente.
La Gran Nube de Magallanes y la Pequeña Nube de Magallanes ofrecen una vista imponente desde el hemisferio sur. Aunque a ojo desnudo parecen nubes que brillan con intensidad, ambas son galaxias irregulares. La Gran Nube de Magallanes está ubicada a unos 160.000 años-luz de la Tierra. Tiene un diámetro de cerca de una vigésima parte del de nuestra galaxia, y contiene cerca de un décimo de sus estrellas. La Pequeña Nube de Magallanes se halla a unos 200.000 años-luz de la Tierra. Es cerca de diez veces más pequeña que su compañera y unas cien veces más pequeña que la Vía Láctea.
Esto, no obstante, crea un problema: ¿Cómo pudo formarse la Corriente sin una órbita completa alrededor de la Vía Láctea?
Para solucionarlo, Gurtina Besla (del Centro para la Astrofísica, gestionado conjuntamente por la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsoniano) y su equipo crearon una simulación asumiendo que las Nubes eran un sistema binario estable en el primer paso cercano a la Vía Láctea, con el fin de mostrar cómo se podría formar la Corriente sin depender de un encuentro cercano con ella.
El equipo ha llegado a la conclusión de que el Puente y la Corriente de Magallanes son similares a las estructuras en forma de puente y de cola que se distinguen en otras galaxias que están interactuando y, sobre todo, que fueron formadas antes de que las Nubes fueran capturadas por la Vía Láctea.
Aunque en realidad las nubes no chocaron, se acercaron tanto que la Gran Nube extrajo grandes cantidades de gas de hidrógeno de la Pequeña Nube. Esta interacción comparable a una marea dio lugar al Puente que hoy vemos entre ambas Nubes, así como a la Corriente.
La Gran Nube de Magallanes y la Pequeña Nube de Magallanes ofrecen una vista imponente desde el hemisferio sur. Aunque a ojo desnudo parecen nubes que brillan con intensidad, ambas son galaxias irregulares. La Gran Nube de Magallanes está ubicada a unos 160.000 años-luz de la Tierra. Tiene un diámetro de cerca de una vigésima parte del de nuestra galaxia, y contiene cerca de un décimo de sus estrellas. La Pequeña Nube de Magallanes se halla a unos 200.000 años-luz de la Tierra. Es cerca de diez veces más pequeña que su compañera y unas cien veces más pequeña que la Vía Láctea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario