La distancia media a la que los ecosistemas tendrán que trasladarse para sobrevivir es de 420 metros al año
Muchas especies animales ya están en movimiento como respuesta a los cambiantes patrones climáticos. Investigadores de la Academia de Ciencias de California (EE UU), el Instituto Carnegie de Ciencias, la Institución Central Clima, y la Universidad de California en Berkeley (EE UU) han determinado la distancia media a la que los ecosistemas tendrán que trasladarse para sobrevivir al cambio climático: 420 metros al año. "Uno de los aspectos más llamativos de estos datos es que nos permiten evaluar cómo se comportará nuestra actual red de zonas protegidas mientras intentamos conservar la biodiversidad frente al cambio climático mundial", explica Healy Hamilton, director del Centro de Informática de Biodiversidad Aplicada de la Academia de Ciencias de California (EE UU).
"Cuando nos fijamos en los tiempos de residencia de las zonas protegidas, que definimos como la cantidad de tiempo que tardarán las actuales condiciones climáticas en recorrer por completo una zona protegida determinada, solamente el 8% de las zonas protegidas actuales tienen tiempos de residencia de más de 100 años. Si queremos mejorar estas cifras, tenemos que reducir nuestras emisiones de carbono y trabajar con rapidez para ampliar y conectar la red mundial de zonas protegidas", manifiesta Hamilton.
Según el estudio, que se publica en Nature, los habitantes de las montañas podrán moverse más despacio, ya que un pequeño desplazamiento hacia arriba o abajo puede suponer un gran cambio de la temperatura. Sin embargo, los ecosistemas más llanos, como los pastizales inundados, los manglares y los desiertos, tendrán que moverse mucho más deprisa para permanecer en una zona cómoda. En algunos casos, supone más de un kilómetro al año.
Cálculo basado en datos de emisiones de CO2
El equipo ha calculado la velocidad del cambio climático mundial combinando datos de los patrones climáticos y térmicos actuales de todo el mundo con un enorme conjunto de previsiones de modelos climáticos para el próximo siglo. Sus cálculos se basan en un nivel "intermedio" de previsión de emisiones de gases de efecto invernadero durante el próximo siglo (la previsión de emisiones A1B del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático -IPCC).
Con estos niveles de emisiones, la velocidad del cambio climático se prevé que sea más lenta en los bosques de coníferas tropicales y subtropicales (80 metros al año), los bosques de coníferas templados (110 metros al año) y los pastizales y matorrales de montaña (110 metros al año). La velocidad del cambio climático se espera que sea más rápida en las zonas más llanas, incluidos los desiertos y los matorrales áridos (710 metros al año), los manglares (950 metros al año) y los pastizales inundados y las sabanas (1.260 metros al año).
Según los científicos, la vulnerabilidad de cada uno de estos biomas depende no sólo de la velocidad media del cambio climático que experimente, sino también de los tamaños de las zonas protegidas en las que se encuentre. Uno de los ejemplos es que la velocidad del cambio climático sea alta en los desiertos, pero esta amenaza se ve mitigada por el hecho de que las zonas protegidas tienden a ser más grandes en el caso de los desiertos. Por otro lado, el pequeño tamaño y la naturaleza fragmentada de la mayoría de las zonas protegidas de biomas mediterráneos templados de angiospermas y de bosques boreales hacen que estos hábitats sean especialmente vulnerables.
Evitar la extinción
El índice de los científicos estadounidenses calcula por tanto las velocidades y los tiempos de residencia de los climas, no de las especies. Para los investigadores, las especies individuales que toleran un rango amplio de temperaturas pueden ser capaces de adaptarse a un lugar mientras el clima que las rodea cambia.
Sin embargo, en el caso de las especies que sólo toleran un rango estrecho de temperaturas, las previsiones de velocidad del estudio son una aproximación que se acerca a las velocidades de migración necesarias para evitar una posible extinción. Casi un tercio de los hábitats del estudio tienen velocidades que superan hasta las previsiones más optimistas de migración de las plantas, lo que indica que las plantas de muchas zonas no serán capaces de adaptarse al clima cambiante.
"Todavía más problemático es el hecho de que los hábitats naturales se han visto enormemente fragmentados por el desarrollo humano, lo que dejará a muchas especies sin sitio adonde ir, independientemente de sus ritmos migratorios", señalan los científicos.
"Cuando nos fijamos en los tiempos de residencia de las zonas protegidas, que definimos como la cantidad de tiempo que tardarán las actuales condiciones climáticas en recorrer por completo una zona protegida determinada, solamente el 8% de las zonas protegidas actuales tienen tiempos de residencia de más de 100 años. Si queremos mejorar estas cifras, tenemos que reducir nuestras emisiones de carbono y trabajar con rapidez para ampliar y conectar la red mundial de zonas protegidas", manifiesta Hamilton.
Según el estudio, que se publica en Nature, los habitantes de las montañas podrán moverse más despacio, ya que un pequeño desplazamiento hacia arriba o abajo puede suponer un gran cambio de la temperatura. Sin embargo, los ecosistemas más llanos, como los pastizales inundados, los manglares y los desiertos, tendrán que moverse mucho más deprisa para permanecer en una zona cómoda. En algunos casos, supone más de un kilómetro al año.
Cálculo basado en datos de emisiones de CO2
El equipo ha calculado la velocidad del cambio climático mundial combinando datos de los patrones climáticos y térmicos actuales de todo el mundo con un enorme conjunto de previsiones de modelos climáticos para el próximo siglo. Sus cálculos se basan en un nivel "intermedio" de previsión de emisiones de gases de efecto invernadero durante el próximo siglo (la previsión de emisiones A1B del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático -IPCC).
Con estos niveles de emisiones, la velocidad del cambio climático se prevé que sea más lenta en los bosques de coníferas tropicales y subtropicales (80 metros al año), los bosques de coníferas templados (110 metros al año) y los pastizales y matorrales de montaña (110 metros al año). La velocidad del cambio climático se espera que sea más rápida en las zonas más llanas, incluidos los desiertos y los matorrales áridos (710 metros al año), los manglares (950 metros al año) y los pastizales inundados y las sabanas (1.260 metros al año).
Según los científicos, la vulnerabilidad de cada uno de estos biomas depende no sólo de la velocidad media del cambio climático que experimente, sino también de los tamaños de las zonas protegidas en las que se encuentre. Uno de los ejemplos es que la velocidad del cambio climático sea alta en los desiertos, pero esta amenaza se ve mitigada por el hecho de que las zonas protegidas tienden a ser más grandes en el caso de los desiertos. Por otro lado, el pequeño tamaño y la naturaleza fragmentada de la mayoría de las zonas protegidas de biomas mediterráneos templados de angiospermas y de bosques boreales hacen que estos hábitats sean especialmente vulnerables.
Evitar la extinción
El índice de los científicos estadounidenses calcula por tanto las velocidades y los tiempos de residencia de los climas, no de las especies. Para los investigadores, las especies individuales que toleran un rango amplio de temperaturas pueden ser capaces de adaptarse a un lugar mientras el clima que las rodea cambia.
Sin embargo, en el caso de las especies que sólo toleran un rango estrecho de temperaturas, las previsiones de velocidad del estudio son una aproximación que se acerca a las velocidades de migración necesarias para evitar una posible extinción. Casi un tercio de los hábitats del estudio tienen velocidades que superan hasta las previsiones más optimistas de migración de las plantas, lo que indica que las plantas de muchas zonas no serán capaces de adaptarse al clima cambiante.
"Todavía más problemático es el hecho de que los hábitats naturales se han visto enormemente fragmentados por el desarrollo humano, lo que dejará a muchas especies sin sitio adonde ir, independientemente de sus ritmos migratorios", señalan los científicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario