"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


sábado, 2 de abril de 2011

Las extrañas colisiones de los pájaros


¿Alguna vez se ha asustado por un golpe repentino en la ventana, solo para ver luego cómo un pobre pájaro salía volando medio aturdido? Un estudio publicado en Ibis, el International Journal of Avian Science, arroja luz sobre la razón por la que algunas especies de pájaros tienen más tendencia a chocar con grandes objetos fabricados por el hombre, muchos de los cuales parecen fáciles de evitar para la vista humana. Los investigadores consideran que los resultados podrían ser esenciales para salvar a determinadas especies cuya supervivencia está en riesgo por su incapacidad de evitar las colisiones.

Desde la perspectiva humana, resulta muy extraño que los pájaros se estrellen tan a menudo contra objetos grandes, como si no los vieran», comenta el catedrático Graham Martin de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido. Señala que, en general, se considera que los pájaros controlan el vuelo principalmente a través de la visión, una idea plasmada en la frase «un pájaro es un ala guiada por un ojo», pero señala que «los pájaros viven en un mundo visual diferente a los humanos».
Para comprender mejor cómo ven el mundo los pájaros, el catedrático Martin se basó en la ecología sensorial, un ámbito de estudio que investiga cómo se basa el comportamiento del animal en la información sensorial y sus interacciones con el medio ambiente. «Anteriormente, la mayoría de las soluciones propuestas para las colisiones de las aves tan solo tenían en cuenta una perspectiva humana del problema», indica el catedrático Martin. «En pocas palabras, intentaban encontrar una solución para el problema de las colisiones de las aves basándose en el hecho de hacer que el peligro resultase más evidente para los observadores humanos, no para los pájaros».
Su investigación desveló que existe un sutil conjunto de interrelaciones entre las habilidades visuales de los pájaros, la interpretación de la información sensorial y el comportamiento de los pájaros cuando vuelan en espacios abiertos. «Cuando están volando, los pájaros giran la cabeza para mirar hacia abajo, ya sea con el campo binocular o con la parte lateral del campo de visión de un ojo», explica el catedrático Martin. «Este comportamiento provoca que algunas especies no vean, al menos temporalmente, en la dirección en que avanzan».
El catedrático Martin estudió asimismo cómo se ajusta la visión frontal aviar para detectar el movimiento, en lugar de los detalles espaciales. Cuando un pájaro está intentando cazar, la detección del movimiento puede ser más importante que simplemente mirar hacia delante hacia el espacio aéreo abierto. Además, los pájaros tienen un margen limitado de velocidades de vuelo; la mayoría de las aves simplemente no puede volar lentamente, lo cual provoca que les sea complicado ajustar la tasa de información que reciben si la visibilidad es reducida a causa de la lluvia, la niebla o las luces de bajo nivel.
El problema de las colisiones aviares supone una grave preocupación para los conservacionistas. Los estudios sugieren que la mortalidad de los pájaros a causa de las colisiones con artefactos humanos, desde ventanas de edificios de oficinas hasta líneas eléctricas y turbinas eólicas, es la causa accidental de origen humano que causa más muertes aviares en el mundo. De hecho, los choques contra obstáculos grandes y prominentes pueden poner en riesgo incluso la supervivencia de especies amenazadas. En Europa, los científicos calculan que, durante un período de dieciséis años, alrededor del 25 % de las crías y el 6 % de las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) adultas murieron cada año por las colisiones de las líneas eléctricas y por electrocuciones.
«Gracias a esta comprensión de la percepción de las aves, podemos estudiar soluciones más apropiadas para el problema de las colisiones», insiste el catedrático Martin. Concuerda con que, «aunque pueden estudiarse soluciones en función de cada especie individual, cuando se produce un gran número de colisiones, puede resultar más eficaz desviar o distraer a los pájaros de su trayectoria de vuelo en lugar de intentar que el peligro resulte más evidente».
Concluye diciendo que «aunque el punto de vista humano nos proporciona tan solo un modo de considerar o comprender el mundo, [...] la diferencia entre la vista de los humanos y las aves es tan marcada que una perspectiva humana del problema de las colisiones de las aves puede resultar muy engañosa».

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