El equipo, de las universidades de Sheffield y de Oxford (Reino Unido) y del Boston College (Estados Unidos), presentó investigó en Loch Torridon, un estuario en la costa oeste de las Tierras Altas escocesas, y descubrió restos de organismos que habitaron el fondo de lagos prehistóricos hace mil millones de años.
Los investigadores descubrieron fósiles de delicados patrones y tan grandes y complejos que dan valor a teorías que apuntan a una fecha determinada de la emersión de las células eucariotas a la tierra. Todas las plantas, como las algas y los árboles, evolucionaron y colonizaron la tierra gracias a la evolución inicial de estas células complejas, según los autores.
Leila Battison, de la Universidad de Oxford y coautora del artículo, indicó que: «Lo más interesante de estos fósiles es que se asemejan a células eucariotas no marinas. No existen fósiles en rocas no marinas anteriores a 450 millones de años, por lo que esta investigación añade otros 500 millones de años al registro de fósiles no marinos.»
Los dos principales avances que tuvieron lugar en los 500 millones de años siguientes al surgimiento de estas células complejas fueron el desplazamiento de los animales desde el mar a la tierra firme y que vegetación sencilla como musgos, hepáticas y líquenes cubrió la superficie de la tierra. A esta diversa lista de criaturas y plantas se unieron peces, reptiles, angiospermas, coníferas, mamíferos y humanos.
«Se cree que la vida se originó en el océano y que los avances importantes durante los primeros estadios de la evolución se produjeron en un entorno marino: el origen de las procariotas, eucariotas, la reproducción sexual y los organismos pluricelulares», explicó el Dr. Charles Wellman, catedrático de Paleobiología del Departamento de Ciencias Animales y Vegetales de la Universidad de Sheffield y coautor del estudio.
«Durante este tiempo se considera que los continentes eran yermos o con una biota microbiana prácticamente insignificante dominada por cianobacterias. Hemos descubierto indicios de vida compleja en la superficie terrestre en depósitos escoceses de mil millones de años de antigüedad. Esto sugiere que la vida en tierra firme en ese momento era más abundante y compleja de lo que se pensaba.»
El Dr. Wellman añadió que los descubrimientos realizados podrían indicar que los grandes avances ocurridos durante los primeros pasos de la historia de la vida pudieron producirse también en la tierra, no sólo en el mar.
En relación a los resultados, el profesor Martin Brasier del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford indicó: «Estas células nuevas se diferenciaban de sus ancestros bacterianos en que poseían estructuras especializadas como núcleo y mitocondrias y cloroplastos, vitales para la fotosíntesis. También adquirieron la capacidad de reproducirse sexualmente, que condujo a una mucho mayor velocidad de cambios evolutivos.»
También indicó que las condiciones descubiertas en lagos antiguos alrededor de Loch Torridon podrían incluso haber favorecido un paso crítico en esta transformación en el que participara la incorporación de bacterias simbióticas en la célula para formar cloroplastos.
«Nada de esto hubiera sido posible sin avances anteriores realizados por estos pequeños microbios atrapados en fosfatos de los lagos de Torridon», indicó el profesor Brasier. «Probablemente fueran estos organismos los que contribuyeran a transformar el medio ambiente de un desierto rocoso e inhóspito a un lugar verde y apacible.»
Los investigadores descubrieron fósiles de delicados patrones y tan grandes y complejos que dan valor a teorías que apuntan a una fecha determinada de la emersión de las células eucariotas a la tierra. Todas las plantas, como las algas y los árboles, evolucionaron y colonizaron la tierra gracias a la evolución inicial de estas células complejas, según los autores.
Leila Battison, de la Universidad de Oxford y coautora del artículo, indicó que: «Lo más interesante de estos fósiles es que se asemejan a células eucariotas no marinas. No existen fósiles en rocas no marinas anteriores a 450 millones de años, por lo que esta investigación añade otros 500 millones de años al registro de fósiles no marinos.»
Los dos principales avances que tuvieron lugar en los 500 millones de años siguientes al surgimiento de estas células complejas fueron el desplazamiento de los animales desde el mar a la tierra firme y que vegetación sencilla como musgos, hepáticas y líquenes cubrió la superficie de la tierra. A esta diversa lista de criaturas y plantas se unieron peces, reptiles, angiospermas, coníferas, mamíferos y humanos.
«Se cree que la vida se originó en el océano y que los avances importantes durante los primeros estadios de la evolución se produjeron en un entorno marino: el origen de las procariotas, eucariotas, la reproducción sexual y los organismos pluricelulares», explicó el Dr. Charles Wellman, catedrático de Paleobiología del Departamento de Ciencias Animales y Vegetales de la Universidad de Sheffield y coautor del estudio.
«Durante este tiempo se considera que los continentes eran yermos o con una biota microbiana prácticamente insignificante dominada por cianobacterias. Hemos descubierto indicios de vida compleja en la superficie terrestre en depósitos escoceses de mil millones de años de antigüedad. Esto sugiere que la vida en tierra firme en ese momento era más abundante y compleja de lo que se pensaba.»
El Dr. Wellman añadió que los descubrimientos realizados podrían indicar que los grandes avances ocurridos durante los primeros pasos de la historia de la vida pudieron producirse también en la tierra, no sólo en el mar.
En relación a los resultados, el profesor Martin Brasier del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford indicó: «Estas células nuevas se diferenciaban de sus ancestros bacterianos en que poseían estructuras especializadas como núcleo y mitocondrias y cloroplastos, vitales para la fotosíntesis. También adquirieron la capacidad de reproducirse sexualmente, que condujo a una mucho mayor velocidad de cambios evolutivos.»
También indicó que las condiciones descubiertas en lagos antiguos alrededor de Loch Torridon podrían incluso haber favorecido un paso crítico en esta transformación en el que participara la incorporación de bacterias simbióticas en la célula para formar cloroplastos.
«Nada de esto hubiera sido posible sin avances anteriores realizados por estos pequeños microbios atrapados en fosfatos de los lagos de Torridon», indicó el profesor Brasier. «Probablemente fueran estos organismos los que contribuyeran a transformar el medio ambiente de un desierto rocoso e inhóspito a un lugar verde y apacible.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario