1º) Amar a la Verdad por sobre todas las cosas, pues la Verdad es Dios y Dios es la Verdad, y buscarla adentro de uno para poder hallarla afuera en todos lados. Este amor y esta búsqueda enriquecerán la vida de experiencias y conocimientos de todo tipo, aún de cosas negativas que nos podrían alejar de la verdad. Pues la Verdad en su mayor expresión es conocer el mal que puede haber en el bien y el bien que puede haber en el mal.
La Verdad no es siempre lo que coincide con la realidad de los hechos pues en este mundo confuso, falso, aparente y especular donde vivimos la Verdad a menudo no coincide con la realidad aparente sino únicamente con la realidad esencial. Verdad es, por lo tanto, todo aquello que nos lleva a la realidad esencial de nosotros y de las cosas y a ser así lo mejor de nosotros mismos.
2º) Ser capaz de armonizar pensamiento, sentimiento, palabra y acción en forma permanente es ser auténticos y esto es, justamente, ser capaz de aplicar las verdades que vamos descubriendo a lo largo de la vida. Esta etapa es más difícil que la primera pues para ser capaz de aplicar todas las verdades que se descubren en un mundo tan imperfecto y adverso a la Verdad como éste se necesita mucho valor, y es por eso que quienes han realizado esto a lo largo de los siglos han sido llamados héroes, titanes o semidioses. A ellos los describe la mitología griega como queriendo ascender el monte Olimpo tomándolo por asalto mientras los Dioses les arrojan piedras desde arriba para impedirles llegar. En realidad, aquí hay una guerra simbólica, y cuando los Dioses parecen oponerse a los titanes poniéndoles obstáculos, lo que están haciendo es ponerles pruebas para fortalecerlos y capacitarlos en su ascenso hacia la divinidad porque los Dioses son maestros de los héroes.
Los buscadores de la Verdad enfrentan en su camino hacia la perfección adversidades innumerables, obstáculos enormes y deben soportar tentaciones muy grandes y dolores inmensos, pues todos estos elementos son justamente aquellos que, por oponérseles, ayudarán a generar en ellos energías portentosas y valores y virtudes superiores que los cualificarán para una vida superior.
3º) Sintetizar la búsqueda interior y exterior de la Verdad con la aplicación de las verdades parciales sin importar cuan difícil o doloroso resulte aplicarlas, expande la conciencia, intensifica la vida y desarrolla las energías de la personalidad hasta su máxima expresión; ésa es la tercera etapa que completa el héroe.
Los religiosos de diversas religiones han cometido un gran pecado, tal vez el peor de sus vidas, teniendo en cuenta el papel de orientadores que han aceptado ocupar en el mundo, y es alejar a Dios de los hombres y a los hombres de Dios, cuando que tendrían que haber hecho al revés para enseñar a dignificar la vida humana.
Cuando en este papel perverso de confundidores dicen que Cristo es absolutamente perfecto y que no podía caer en las tentaciones (recordar que fue tentado por el demonio según los evangelios Mateo cap 4 vers. 1, Marcos cap 1 vers. 13, Lucas cap. 4 vers. 2) están desfigurando, falseando y arruinando la personalidad de Jesús ya que si éste no podía caer en la tentación por ser absolutamente perfecto entonces el hecho de que resistiera a las tentaciones careció totalmente de valor y de virtud, en tanto que justamente es y fue históricamente al revés. El podía caer en las tentaciones porque era humano y es por eso que el hecho de que se sobrepusiera a las tentaciones resistiéndolas está pleno de virtud y es ese tipo de actos los que lo dan como ejemplo de grandeza y autoridad moral para enseñarnos y ayudarnos a crecer y a Ser, y no los milagros que realizó a montones pero sólo para impresionar a la dormida conciencia humana. De la misma forma que cuando en el Huerto de Getsemani ora y pide a Dios que si era posible apartar de él el cáliz de la crucifixión que lo haga, pues en ese momento él preveía la experiencia terriblemente dolorosa que se le aproximaba y que iba a tener que realizar para bien de la humanidad y, aunque muchos no lo sepan ni entiendan, para su propio bien. Esto es algo comprensible para cualquier mente abierta, sensata y lúcida. La Verdad es sencilla de ver y es a esto a lo que se refería Cristo cuando decía “La Verdad los hará libres” (Juan cap. 8 vers. 32). Sólo si reconocemos su plena e íntegra naturaleza humana (por algo él se llamaba a sí mismo a veces Hijo del Hombre) unida indisolublemente a su plena e íntegra naturaleza divina (por algo él se llamaba a veces Hijo de Dios) que todos tenemos potencialmente pero que él había efectivizado, podremos seguir su camino y ser como él.
Amar a la Verdad, buscarla en todos lados y constantemente, y jugarse siempre por ella es ser dignos. ¡Seamos dignos y Seremos¡ ¡Que así sea¡
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