Éstas son algunas de las conclusiones de una investigación, titulada "Educación para la muerte: Estudio sobre la construcción del concepto de muerte en niños de entre 8 y 12 años de edad en el ámbito escolar", realizado en el Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada por Claudia Fabiana Siracusa y dirigido por los profesores Francisco Cruz Quintana y Mª Nieves Pérez Marfil.
Para llevar a cabo esta investigación, sus autores trabajaron con una muestra formada por 288 niños escolarizados de entre 8 y 12 años, junto con sus padres, madres y/ o tutores y docentes. Los profesores de la UGR han analizado cómo influyen en la comprensión del concepto de muerte que tienen los niños las actitudes, temores, creencias y estrategias de afrontamiento hacia la misma que sostienen los adultos más cercanos a ellos.
Cambio de mentalidad
Este trabajo ha puesto de manifiesto la necesidad de un cambio de mentalidad en las familias y en los profesores respecto al tema de la muerte y el proceso de fin de vida, ya que es crucial para la salud de los niños y la configuración de su personalidad. Del estudio se desprenden otros muchos datos interesantes, como que todos los niños y niñas (en mayor o menor grado) han tenido experiencias personales relacionadas con la muerte, creen en la vida después de la muerte y muestran preocupación por ella. Además, las niñas creen más en la vida después de la muerte que los niños.
En el caso de los docentes, el 80 % de ellos afirma que la muerte no está contemplada en el currículo escolar. Seis de cada diez reconocieron haber hablado en algún momento de su actividad académica sobre la muerte con sus alumnos, y la mayoría de ellos lo hizo ante el fallecimiento de un familiar del alumno.
A la luz de estos resultados, los científicos de la UGR consideran "fundamental" llevar a cabo una educación para la muerte "como un modo de valorar la vida, acabando con la idea falsa, irreal, que de la muerte transmiten los medios de comunicación y que dote al niño de estrategias y recursos para afrontar de una forma madura las pérdidas que, inevitablemente, se van a presentar en su vida sin que ello venga acompañado de consecuencias leves o graves sobre su salud psicológica y física".
Y es que este trabajo ha revelado que el nivel educativo es un factor protector ante las actitudes negativas como son el miedo y la evitación hacia la muerte. Según explicaron los docentes que participaron en la muestra, "en la actualidad la muerte no es abordada en educación, de manera formal y sistematizada". Su incorporación, según los resultados obtenidos en este trabajo, "sería una forma de proveer a los niños de una perspectiva más cierta e intensa de la vida, y evitaría muchas de las dificultades en la resolución de los procesos de duelo que la persona debe afrontar una vez que es adulto".
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