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as partículas contaminantes son perjudiciales para la salud humana. Los autores del trabajo mencionado, de la Universidad de Southampton (Reino Unido), aseguran que los árboles existentes en la zona abarcada por la Autoridad del Área Metropolitana de Londres (GLA) pueden eliminar cada año entre 850 y 2 000 toneladas de partículas contaminantes del tipo PM10 de la atmósfera. Por consiguiente la plantación de más árboles en las calles de Londres y del resto de Inglaterra en los años venideros sería una iniciativa beneficiosa que además permitiría cumplir los objetivos marcados por la GLA, consistentes en plantar más árboles de aquí al año 2050. También estaría en consonancia con la Big Tree Plant, una iniciativa similar de la administración británica encabezada por David Cameron.
Los datos recabados sugieren que la calidad del aire futura en las zonas más contaminadas de la zona GLA mejoraría enormemente gracias a la consiguiente eliminación de partículas contaminantes del tipo PM10. Para que la iniciativa resultase aún más eficaz convendría optar por diversos tipos de árboles, entre ellos perennifolios como pinos y encinas.
«Los árboles han evolucionado y desarrollado la capacidad de extraer dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, por lo que no sorprende que también sean capaces de eliminar contaminantes», declaró uno de los autores del estudio, la profesora Gail Taylor, de la universidad mencionada. «Los árboles que mantienen sus hojas todo el año están expuestos a más contaminación, por lo que también absorben una mayor cantidad de la misma. La efectividad de la cubierta arbórea para purificar el aire se puede incrementar si se emplean distintas especies de árboles y técnicas de modelización.»
En el estudio referido, los investigadores han calculado la absorción probable de partículas contaminantes PM10 en función de diversas simulaciones climáticas y de cinco supuestos en cuanto a plantación de árboles en Londres. El uso de datos estacionales, en lugar de datos horarios, influyó de forma limitada en la precipitación anual prevista de contaminantes sobre las extensiones urbanas. Según informan los investigadores, esto permitiría calcular la cantidad de contaminantes absorbida en otras ciudades así como en tiempos futuros pese a no disponerse de datos horarios.
«Se sabe que las partículas pueden dañar la salud humana, por ejemplo agravar el asma. Una menor exposición a esta contaminación podría deparar beneficios concretos en algunos lugares, por ejemplo en los alrededores de patios de colegios», apuntó otro de los autores, Peter Freer-Smith, científico jefe de Forest Research (Forest Commission) y profesor asociado de la Universidad de Southampton. «Las zonas verdes y los árboles repartidos por una ciudad generan una amplia gama de beneficios; este estudio confirma que uno de ellos es la mejora de la calidad del aire y servirá para que podamos sacarle el mayor partido.»
El proyecto BRIDGE está coordinado por FORTH («Fundación para la Investigación y la Tecnología-HELLAS») de Creta (Grecia) y en su consorcio hay socios de Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, España, Suiza y Reino Unido. Cuenta con financiación otorgada por la Dirección General de Investigación e Innovación en virtud de su programa de medio ambiente y gestión sostenible de los recursos naturales.
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