nuevos indicios
L
as heces analizadas se encontraron en las cavernas Paisley del estado de Oregón, en el oeste de Estados Unidos. Gracias a las condiciones de estas cavernas, extremadamente secas, se han conservado durante milenios varios tipos de material, como hilos hechos de tendones y fibras vegetales, cueros, cestos, cuerdas, cordones, estacas, así como huesos de animales y heces tanto de animales como de humanos.
«Encontramos un pequeño foso al fondo de una cueva», explicó el Dr. Dennis Jenkins de la Universidad de Oregón, quien lideró las expediciones a las cavernas. «Estaba repleto de huesos de camellos, caballos y ovejas de montaña, y allí encontramos un coprolito humano.»
Análisis del ADN confirmaron que 14 de los coprolitos (excrementos fósiles) eran humanos y que procedían de nativos americanos que tenían vínculos genéticos con humanos de Siberia y Asia. La datación por carbono reveló que los coprolitos más antiguos tenían aproximadamente 14.340 años de antigüedad. Según los investigadores, esto no sólo demuestra que los indios americanos descienden de los primeros inmigrantes al continente americano, sino también que la inmigración se produjo aproximadamente mil años antes de lo que se pensaba.
Hay numerosas teorías acerca de la fecha exacta y la ruta de la llegada de los primeros colonizadores humanos del continente americano. Sin embargo, la que goza de más aceptación apunta que los primeros humanos llegaron hace unos 13.000 años desde Asia por el puente terrestre que comunicaba antiguamente Siberia y Alaska. Estos humanos se propagaron con rapidez por todo el continente. Se les denomina cultura Clovis y dejaron a su paso señales distintivas y herramientas, pero poca cosa en lo que a restos humanos se refiere.
Se suponía que los Clovis entraron por el sur de Alaska, siguiendo un corredor que atravesaba el glaciar gigante que cubría América del Norte por aquel entonces. Dicho corredor se abrió hace unos 14.000 años, por lo que este nuevo descubrimiento plantea dudas acerca de la migración de estos humanos primitivos hacia el Sur.
«Nuestros hallazgos demuestran que había seres humanos al sur del casquete de hielo varios cientos de años antes de que se abriera este corredor a través del hielo», señaló el profesor Eske Willerslev de la Universidad de Copenhague, quien dirigió al equipo responsable de analizar los excrementos hallados. «Para sortear el casquete de hielo, los humanos primitivos tuvieron que recorrer la costa oeste americana bien a pie bien en embarcaciones. A menos que llegaran con tanta anterioridad a la última época glaciar que el paso terrestre aún no estuviera cerrado por hielo.»
«Si nuestros análisis del ADN y la datación por radiocarbono se confirman en otros coprolitos que se están estudiando en diversos laboratorios, se podría decir que hemos roto la barrera del sonido de los Clovis», añadió el Dr. Jenkins. «Si se busca a los primeros pobladores de América del Norte, habrá que remontarse a más de mil años antes de los Clovis para encontrarlos.»
Se desconoce si los habitantes de las cavernas Paisley guardan algún vínculo con la cultura Clovis, puesto que en el yacimiento no se han encontrado utensilios de piedra.
Estos últimos indicios de ADN confirman los resultados de otras investigaciones realizadas en las cavernas Paisley en la década de 1930 por Luther Cressman, antropólogo de la Universidad de Oregón. Cuando se difundieron los descubrimientos de Cressman, en 1940, sus conclusiones no fueron aceptadas de forma unánime. Falleció en 1994.
«Cressman estaba en lo cierto al indicar la asociación de restos culturales humanos con animales del Pleistoceno, pero para demostrarlo han tenido que pasar setenta años y que desarrollarse y aplicarse métodos científicos nuevos», explicó el Dr. Jenkins.
«Si los coprolitos humanos hallados en las cavernas Paisley no se hubieran sometido a pruebas de ADN y a una rigurosa metodología de datación, no se habría demostrado de forma fehaciente la edad anterior a los Clovis de los artilugios encontrados junto a los restos de megafauna.» En otras palabras, es probable que la comunidad arqueológica hubiera pasado por alto o rechazado los elementos de este yacimiento a los que se atribuye una edad anterior a los Clovis», agregó.
El apoyo comunitario a esta investigación provino de los proyectos financiados con fondos comunitarios FORMAPLEX («The exploitation of formalin fixed tissues for high-throughput genetic analyses: An HIV-1-HLA cointeraction case study») y GENETIME («An interdisciplinary training site in ancient biomolecules»), ambos sufragados por las Acciones Marie Curie mediante el Sexto Programa Marco (6PM).
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