Científicos mexicanos demostraron que el tequila sirve para crear pequeñas capas de diamantes que, aunque no pueden convertirse en joyas, abren un amplio abanico de posibilidades, por ejemplo, como sustituto del silicio en los 'chips' de los ordenadores.
"Sería muy difícil obtener diamantes como para un anillo, por ejemplo. Se forman pequeños cristalitos, cada uno con miles y miles de átomos de carbón, de un tamaño muy pequeño", comentó el martes a la AFP el doctor en física Miguel Apatiga.
Desde que en el último verano alcanzaron este sorprendente descubrimiento, Apatiga y otros dos científicos estudian posibles aplicaciones para que este producto no logre únicamente "llamar la atención".
"Es cierto que por ser tequila ya tiene un cierto gancho. Es un producto mexicano y el proyecto lo hemos desarrollado investigadores mexicanos (...) Pero un empresario me puede decir: '!qué bien, qué bonito!' ¿Pero para qué me sirve?", razonó el científico.
Más allá del simbolismo, el grupo es consciente de que todo puede terminar como un hallazgo curioso si no encuentran la manera de rentabilizarlo comercialmente.
"Si yo obtengo diamantes con tequila y obtengo diamantes también con una mezcla de etanol y agua, ¿qué me conviene usar? Hay que revisar los costos. Si los diamantes obtenidos con tequila presentan alguna cualidad particular y diferente al resto, entonces sí valdría la pena", argumentó.
El científico aventura posibles usos de esta variedad, como "detectar radiación, recubrir herramientas de corte o, sobre todo, como sustituto en un futuro del silicio en los 'chips' de los ordenadores".
Este trabajo comenzó en 1995 y en una primera fase reveló que se puede obtener diamantes a partir de gases como el metano.
Años después fue retomado para demostrar que también era posible con líquidos, con una mezcla de 40% de etanol y 60% de agua. Los científicos no tardaron en descubrir que esta proporción es básicamente la misma con la que se hace el tequila.
"Esto fue algo que me llamó la atención y me pregunté si ocurriría lo mismo si utilizara tequila. Le di muchas vueltas al asunto durante semanas. Un día fui a la tienda del Campus y compré una botella de tequila corriente. La utilicé como si fuera etanol y agua en las mismas condiciones experimentales y obtuve resultados positivos", recordó Apatiga.
Según este físico, cuando se evapora el líquido del tequila surge un vapor que se arrastra a una cámara donde se produce una reacción química que rompe las moléculas y hace que los átomos de carbón que aparecen se vayan depositando unos encima de otros sobre una base de acero inoxidable, formando la estructura del diamante.
La primera prueba exitosa se hizo con un tequila blanco de una marca común. El grupo analiza ahora el comportamiento de otros tipos de tequila más selectos, como los añejos, para determinar cuál es el que mejor se adapta a esta asombrosa transformación.
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