"En primer lugar, vimos que la cera de los pollos mostraba un pico de reflectancia en el ultravioleta que se relacionaba con el peso de los pollos, de forma que los de de menor peso eran menos ultravioleta que los más pesados", señala Jesús Avilés, coautor del estudio y el biólogo en la Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC), en Almería.
Según el estudio, que se ha publicado en Biology Letters, los investigadores aplicaron vaselina sin olor con un bloqueante de la luz ultravioleta para manipular la coloración de la cera de la mitad de los pollos de cada nido, y consiguieron así reducir su reflectancia en el ultravioleta. Al resto de los pollos de la nidada sólo se les aplicó vaselina sin olor para no variar su reflectancia en el ultravioleta.
A continuación, el equipo analizó qué pollos habían ganado peso durante la noche y descubrió que los padres prestaban una mayor atención a aquellas crías a las que se había reducido el ultravioleta de la cera. Los progenitores alimentaron a los pollos cuya cera de los picos reflejaba que debían ganar peso.
"Estos resultados demuestran que el canal visual juega un papel fundamental en la comunicación entre padres e hijos incluso en aves nocturnas, y que los padres podrían obtener información sobre la calidad de sus pollos a través de esos rasgos visuales que previamente no habían sido estudiados", explica Deseada Parejo, autora principal del estudio e investigadora del CSIC.
Ya era un hecho conocido que el canal visual sea fundamental en la comunicación entre progenitores y crías de ave. Lo que no se sabía es que las aves nocturnas, a pesar de la baja luminosidad ambiental en la que desarrollan sus actividades, también usan estas señales visuales en la comunicación con su prole.
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