Si alguien
busca la paz
yo le digo:
La paz no está en la noche
ni en el sueño.
(La noche tiene
ortigas
que le hieren la espalda;
por el sueño
transitan los espectros.)
La paz no está en los lagos
solitarios,
ni en los tupidos
bosques,
donde los vientos
guardan
sus secretos.
No está tampoco
(aunque haya quien
lo diga)
entre las tumbas.
La paz no está en los muertos.
Ni en las monta¤as
coronadas de nieve,
ni en los profundos mares.
Ni entre la multitud
ni en el desierto.
Por la simple razón
de que la paz
no existe:
hay que crearla dentro.
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