"Tenemos que remontarnos casi 100 años para encontrar un mínimo solar con un número de días sin manchas solares tan grande", explica Nandi.
Sin embargo, esta sequía acabó finalmente en 2009. El Sol está actualmente en el siguiente ciclo solar, el Ciclo Solar 24.
El secreto de las manchas solares
Para comprender cómo perdió el Sol sus manchas, los científicos desarrollaron simulaciones por ordenador del campo magnético del Sol para simular 210 ciclos de manchas.
A la vez, variaron la velocidad de la circulación norte-sur, o meridional, de plasma súper-caliente en el Sol, en el tercio superior del interior de la estrella. Los investigadores descubrieron que el flujo meridional rápido en la primera mitad de un ciclo solar, seguido de un flujo más lento en la segunda mitad, lleva a un mínimo profundo de manchas solares, reproduciendo de manera efectiva el mínimo del Ciclo 23 que sufrió el Sol.
"Los resultados son emocionantes debido a que demuestran que pequeños cambios en la dinámica interna de nuestra estrella madre, el Sol, pueden afectar profundamente a nuestra sociedad basada en la tecnología", comenta Nandi a SPACE.com.
Estos días sin manchas llevaron a algunos investigadores a sugerir que podrían ver una repetición del Mínimo de Maunder, una falta de manchas solares durante 50 años que algunos investigadores han vinculado con la Pequeña Edad del Hielo del siglo XVII.
Nandi y sus colegas Andrés Muñoz Jaramillo y Petrus Martens detallan sus hallazgos en el ejemplar del 3 de marzo de la revista Nature.
La velocidad del flujo de plasma aún desconcierta
Sigue siendo incierto qué induce los cambios de velocidad en el flujo meridional que provocan la sequía de manchas solares.
Esta circulación meridional está dirigida en parte por el arrastre de energía del enturbiado interior solar y las pequeñas diferencias de temperatura entre el ecuador solar y los polos, y las variaciones en esta circulación pueden estar provocadas por cambios en estos factores, o por la retroalimentación de los potentes campos magnéticos con los flujos. "No comprendemos las sutilezas de estos procesos con gran detalle", dice Nandi.
Aún así, en principio, se podría extender este modelo, junto con observaciones del flujo del plasma solar, para crear predicciones a corto plazo de actividad solar, sugiere Nandi.
"Podemos predecir si vamos a tener un clima suave en el espacio y sobre las regiones polares durante un periodo de tiempo mantenido, y usar este conocimiento para planificar misiones espaciales y programar el tráfico aéreo en las rutas polares", comenta Nandi.
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ResponderEliminarObrigada por este esclarecedor blog.