"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


martes, 11 de enero de 2011

Proyecto MICROACTIVE

Una de las cosas más angustiosas de hacerse pruebas médicas es la larga espera que debemos soportar hasta que llegan los resultados, que pueden tardar desde unos días hasta un par de semanas. Ahora, investigadores financiados por la UE están poniendo fin a esta situación. El proyecto MICROACTIVE ("Detección automática de la actividad molecular de las células asociada a una enfermedad") ha desarrollado un microchip que permite a los médicos diagnosticar el estado de un paciente en su consulta. MICROACTIVE recibió 1,6 millones de euros dentro del Sexto Programa Marco (6PM) de la UE.

El avanzado sistema integrado, que se basa en la microtecnología y la biotecnología, permite a los médicos mantener la información de tus pruebas médicas en su doctor en lugar de enviarla al laboratorio. Este minúsculo chip permite al médico obtener los resultados de tus pruebas inmediatamente y en su propia consulta.
Por ejemplo, cuando debe analizarse el contenido de proteínas y los genes de una muestra de sangre, entre otras cosas, ésta debe someterse a una serie de complejos procesos, por ejemplo: tratamiento térmico, mezcla con enzimas, centrifugación y concentración de los marcadores de enfermedades. Por esta razón las muestras se envían a los laboratorios centrales para que las analicen. Se trata de un proceso muy largo. Otro buen ejemplo son las pruebas de cáncer de cuello uterino. La muestra de células que se toma con un frotis del cuello uterino de la mujer se analiza bajo el microscopio. Los expertos dicen que la tasa de error en el diagnóstico puede ser elevada incluso cuando quien determina la aparición de células anormales posee una amplia experiencia.
Según el equipo de MICROACTIVE, el nuevo "chip de salud" contiene un laboratorio completo y parece una tarjeta de crédito. Aunque los socios utilizaron células tomadas para el diagnóstico del cáncer de cuello uterino como ejemplo, el chip puede evaluar diversas enfermedades provocadas por bacterias o virus, así como diferentes tipos de cáncer.
El chip lleva grabados varios canales estrechos que contienen productos químicos y enzimas en las proporciones adecuadas para cada análisis. Cuando se coloca la muestra del paciente en los canales, estos reactivos se mezclan.
"El chip de salud puede analizar la sangre o las células para ocho tipos de enfermedades", explican Liv Furuberg y Michal Mielnik del grupo SINTEF, con base en Noruega, organismo coordinador de MICROACTIVE. "Lo que tienen en común estas enfermedades es que se identifican mediante unos biomarcadores especiales presentes en la muestra de sangre. Estas 'etiquetas' pueden ser proteínas que deberían o no estar presentes, fragmentos de ADN (ácido desoxirribonucleico) o enzimas. Este pequeño chip es capaz de ejecutar los mismos procesos que un gran laboratorio y no solo los completa más rápido, sino que los resultados son mucho más fiables. El médico simplemente introduce la tarjeta en una pequeña máquina, añade unas gotas de la muestra tomada al paciente mediante un tubo ubicado en el soporte de la tarjeta y, así, obtiene los resultados."
Un grupo de investigadores de MiNaLaB de SINTEF ha desarrollado diversas técnicas para interpretar los resultados cuando se aparecen biomarcadores. Por ejemplo, se pueden consultar los resultados en un instrumento óptico en el que las moléculas de ARN (ácido ribonucleico) de diversos marcadores emiten señales fluorescentes específicas.
"Los proyectos de laboratorios en un chip de SINTEF han demostrado que es posible realizar pruebas diagnósticas de un modo rápido y sencillo con la ayuda de microchips; ahora estamos trabajando en diferentes tipos de chip, incluyendo un chip de análisis de proteínas para inflamaciones graves", indica el doctor Furuberg.
Ansiosos por comercializar los resultados de su estudio, los investigadores están colaborando con un hospital que actúa como usuario final para validar la utilidad y la precisión clínica del sistema.
En el estudio participaron investigadores de Alemania e Irlanda.







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