"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


lunes, 26 de septiembre de 2011

Cambios genéticos para vivir más y estar más delgado



Imagine que, alterando la función de un único gen, consigue vivir más tiempo, estar más delgado y tener los niveles de colesterol y de grasa más bajos en la sangre. ¿No sería estupendo? Investigadores del Medical College of Georgia están utilizando un diminuto gusano llamado C. elegans para transformar esta visión en realidad.

Y
ou-Jun Fei y Vadivel Ganapathy han descubierto que el gen Indy es crítico a la hora de proporcionar energía a las células, porque produce un transportador que ayuda a entregar los ingredientes clave del combustible que las alimenta.


En concreto, Indy entrega sustratos metabólicos tales como citrato y otros, que entran en las centrales energéticas que llamamos mitocondrias. En su interior, el oxígeno también es esencial para la reacción bioquímica que ocurre al producirse ATP, el combustible celular.

Un subproducto desafortunado de este metabolismo del oxígeno es una serie de especies reactivas del oxígeno, algo así como basura celular que envejece a las células y que podría contribuir en la aparición de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.

Una actividad disminuida del transportador Indy provoca que los animales modelo vivan más tiempo y de forma más sana. Los investigadores han identificado este gen de la longevidad en humanos, ratones, ratas, etc., así como en el gusano C. elegans.

En el caso de la longevidad humana, estamos ante un fenotipo determinado por múltiples genes. El gen Indy es sólo uno de los que intervienen, pero ya sabemos que cuando su función es intervenida en un animal, éste experimenta una extensión de su tiempo de vida.

El gen Indy (abreviatura de “'I'm not dead yet”, “aún no estoy muerto”) ha sido estudiado desde hace pocos años. Una investigación anterior en la University of Connecticut permitió descubrir que la aparición en él de mutaciones espontáneas, en la mosca de la fruta, doblaba la edad del insecto. Las mutaciones pueden crear un estado metabólico que imita la restricción calórica, que ya se ha demostrado extiende la vida. Los científicos no sabían entonces cuál era la función del gen, pero sospechaban que era un transportador.

Los investigadores necesitaban un animal modelo de corta vida para evitar tener que esperar demasiado para ver los resultados de los experimentos, de modo que eligieron el gusano C. elegans, el cual pasa de embrión a adulto en unos tres días, y cuya longevidad máxima es de unas cuatro semanas.

Tras varios intentos, consiguieron imitar la mutación genética espontánea encontrada previamente en la mosca de la fruta, alimentando a los gusanos con bacterias modificadas que eran capaces de actuar sobre la actividad del gen Indy. El resultado fue un incremento de la vida del gusano de entre un 15 y un 20 por ciento.

Curiosamente, al menos en el caso de la mosca de la fruta, el máximo beneficio no procede de una actividad cero en el gen, sino cuando ésta alcanza la mitad de lo que sería normal. Ahora están buscando esta actividad óptima para el gusano, y pronto en el ratón.

En los humanos, el gen Indy también transporta precursores de las grasas y el colesterol. Por eso, los científicos creen que si encontráramos una droga que bloqueara su función, podríamos perder peso y reducir nuestro colesterol, además de vivir más tiempo.
Información adicional en: Medical College of Georgia








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