auroras boreales
Los satélites descubrieron pruebas de hilos magnéticos que vinculan la alta atmósfera terrestre directamente al Sol", explicó David Sibeck, responsable científico de la misión de la NASA, en una presentación en la conferencia anual del 'American Geophysical Union', que se desarrolla esta semana en San Francisco (California).
Un hilo magnético consiste en ligamentos torcidos de campos magnéticos parecidos a las amarras de la marina, agregó, según un resumen del estudio publicado en Washington.
Las naves espaciales ya habían detectado indicios de la existencia de estos hilos magnéticos gigantes, pero un solo satélite fue suficiente para obtener una imagen tridimensional de su estructura.
Los cinco microsatélites idénticos de Themis, que permiten realizar observaciones desde cinco ángulos distintos, pudieron, por primera vez, capturar este fenómeno en todas sus dimensiones, subrayó David Sibeck.
"Themis encontró su primer hilo magnético el 20 de mayo pasado, su tamaño era gigantesco, más o menos equivalente al ancho del globo terrestre y situado a unos 70.000 kilómetros por encima de la Tierra en la región llamada la magnetopausa", agregó. La magnetopausa es la zona donde los vientos solares y el campo magnético terrestre se empujan el uno al otro como luchadores de sumo en un ring. En este lugar se forman los hilos magnéticos antes de deshacerse en unos minutos, permitiendo brevemente un conducto para la energía de los vientos solares.
Esta enorme energía explicaría también el fenómeno observado por los satélites de Themis en marzo cuando una serie de auroras boreales de una duración de 10 minutos cada una aparecieron sobre Canadá y Alaska, desplazándose mucho más rápido de lo que se pensaba hasta entonces.
"Estas tormentas magnéticas recorrieron el haz horario polar, unos 640 kilómetros, en 60 segundos", indicó Vassilis Angelopoulos, uno de los investigadores de la misión Themis.
Calculó la energía emitida por estas auroras boreales, que duraron dos horas en total, en 500 billones de Joules, equivalente a un sismo de 5,5 grados de magnitud en la escala de Richter.
"Creemos que toda esta energía proviene de las partículas de los vientos solares que circulan a lo largo de estos enormes hilos magnéticos y producen las auroras boreales", explicó David Sibeck.
Los satélites de Themis observaron finalmente una cantidad de pequeñas explosiones en la onda de choque de la Tierra, como las olas que se forman frente a un barco. "Se trata de la zona donde los vientos solares comienzan a sentir los efectos del campo magnético terrestre", indicó el científico. "A veces una descarga eléctrica en las partículas solares golpea esta onda de choque, produciendo una explosión", añadió.
Themis (Time History of Events and Macroscale Interactions during Substorms) es una misión coordinada por un equipo de la Universidad de Berkeley (California, oeste) de dos años de duración. Varios países contribuyen a la misión.
Un hilo magnético consiste en ligamentos torcidos de campos magnéticos parecidos a las amarras de la marina, agregó, según un resumen del estudio publicado en Washington.
Las naves espaciales ya habían detectado indicios de la existencia de estos hilos magnéticos gigantes, pero un solo satélite fue suficiente para obtener una imagen tridimensional de su estructura.
Los cinco microsatélites idénticos de Themis, que permiten realizar observaciones desde cinco ángulos distintos, pudieron, por primera vez, capturar este fenómeno en todas sus dimensiones, subrayó David Sibeck.
"Themis encontró su primer hilo magnético el 20 de mayo pasado, su tamaño era gigantesco, más o menos equivalente al ancho del globo terrestre y situado a unos 70.000 kilómetros por encima de la Tierra en la región llamada la magnetopausa", agregó. La magnetopausa es la zona donde los vientos solares y el campo magnético terrestre se empujan el uno al otro como luchadores de sumo en un ring. En este lugar se forman los hilos magnéticos antes de deshacerse en unos minutos, permitiendo brevemente un conducto para la energía de los vientos solares.
Esta enorme energía explicaría también el fenómeno observado por los satélites de Themis en marzo cuando una serie de auroras boreales de una duración de 10 minutos cada una aparecieron sobre Canadá y Alaska, desplazándose mucho más rápido de lo que se pensaba hasta entonces.
"Estas tormentas magnéticas recorrieron el haz horario polar, unos 640 kilómetros, en 60 segundos", indicó Vassilis Angelopoulos, uno de los investigadores de la misión Themis.
Calculó la energía emitida por estas auroras boreales, que duraron dos horas en total, en 500 billones de Joules, equivalente a un sismo de 5,5 grados de magnitud en la escala de Richter.
"Creemos que toda esta energía proviene de las partículas de los vientos solares que circulan a lo largo de estos enormes hilos magnéticos y producen las auroras boreales", explicó David Sibeck.
Los satélites de Themis observaron finalmente una cantidad de pequeñas explosiones en la onda de choque de la Tierra, como las olas que se forman frente a un barco. "Se trata de la zona donde los vientos solares comienzan a sentir los efectos del campo magnético terrestre", indicó el científico. "A veces una descarga eléctrica en las partículas solares golpea esta onda de choque, produciendo una explosión", añadió.
Themis (Time History of Events and Macroscale Interactions during Substorms) es una misión coordinada por un equipo de la Universidad de Berkeley (California, oeste) de dos años de duración. Varios países contribuyen a la misión.
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