Algún día los humanos o sus descendientes, utilizando una tecnología y una base de conocimiento muy avanzadas, llegarán a estar en condiciones de reconstruir íntegramente a personas ya fallecidas. Las primeras personas que sean así recuperadas experimentarán un vivo deseo de recuperar a su vez a otras personas queridas o muy allegadas que, de esta manera, también volverían a la vida. Éstas últimas, por su parte, experimentarían también ese mismo deseo respecto de los suyos. De esta manera empezaría a trenzarse una larga cadena de recuperaciones que, aún procediendo de un futuro muy lejano, podría acabar alcanzándonos a nosotros y a nuestros mayores.
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