"Gilgamesh lavó sus cabellos, limpió su cinta,
después se soltó su cabellera sobre su espalda,
arrojó sus vestidos sucios y se puso otros limpios,
se envolvió con un manto que ciñó con un fajín.
Cuando Gilgamesh se hubo cubierto con una tiara,
la noble Ishtar quedó fascinada por la belleza de Gilgamesh.
-`!Ven, Gilgamesh, sé tú mi amante,
ofréceme como regalo tu fruto..."
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