Alguna vez, todos llegamos al punto de preguntarnos cual es la función de los tan utilizados ¿Por qués? de las cosas.
Nuestra vida siempre esta en constante movimiento y aunque nos parezca que todos los días son iguales, la realidad es que no es así.
Puede ser que ayer te levantaste con el pie izquierdo, pero hoy lo hiciste con el derecho.
El simple cambio te hace ver que no es igual que ayer. Entonces, todo el tiempo vivimos quejándonos de situaciones, que a fin de cuentas prevalecen por tiempo indefinido en nuestra vida, porque no hemos decidido cortar de raíz eso que sabemos que nos perjudica o nos hace mal, siempre le buscamos el ¿Por qué?...
Los tan utilizados ¿Por qués? nunca dejarán de existir en nuestro día a día, ya que sin estos no le encontramos explicaciones a nuestros actos o lo que nos acontece en nuestro diario vivir.
A veces perdemos nuestra espontaneidad, porque todo el tiempo tenemos que buscarle una razón a lo que hacemos, ya que simplemente el hecho de hacerlo porque si no nos basta.
Una vida llena de ¿Por qués? se convierte en un cárcel, porque poco a poco vamos reprimiendo nuestra forma de ser, nuestros sentimientos.
Porque para el mundo de hoy o para el planeta donde vivimos, todo en esta vida se deriva de un porque ya que las cosas tienen que pasar por algo y todo lo que vivimos, siempre debe tener alguna explicación.
Pero la realidad es que las casualidades existen, Dios nos dio una vida, plena, donde somos arquitectos de nuestro propio destino. Depende de uno creer o no, poniendo el empeño y la voluntad necesarios para conseguir lo que se quiere lograr.
En fin, definitivamente el misterio es que una vida sin ¿Por qués? se vuelve hueca y vacía, ya que de alguna manera debemos justificar el hecho de que las cosas pasen, de que logremos o fracasemos en acciones o metas.
De que la gente cambia y nosotros también, por un sin número de cosas.
Los ¿Por qués? en nuestra vida son un faro que nos lleva al camino del entendimiento absoluto.
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