"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


lunes, 16 de enero de 2012

Una hormona identificada recientemente transforma la grasa mala en buena


Un grupo de investigadores ha descubierto una hormona natural que actúa del mismo modo que el ejercicio sobre el tejido muscular, quemando calorías, mejorando el procesamiento de la insulina y tal vez aumentando la fuerza. Los científicos esperan que en última instancia pudiera ser utilizada como tratamiento para la obesidad, la diabetes y, potencialmente, enfermedades neuromusculares como la distrofia muscular.

E
n un artículo publicado ayer en Internet por la revista Nature, científicos dirigidos por Bruce Spiegelman en el Instituto del Cáncer Dana-Farber de Boston (EE.UU.), demuestran que la hormona se produce de forma natural en ratones y seres humanos. Hace que las células se transformen de grasa blanca, es decir, glóbulos que sirven como reservas de calorías en exceso, en grasa marrón, que genera calor.
Debido a que la hormona está presente tanto en ratones como en humanos, Spiegelman especula que pudo haber servido como defensa evolutiva contra el frío mediante la activación de temblores. La ha nombrado 'irisin', en honor a la diosa mensajera Iris, que en la mitología griega permitió a los humanos comunicarse con los dioses, ya que el ejercicio parece "hablar" con varios tejidos en el cuerpo a través de irisin.
Los ratones que recibieron irisin perdieron algunos gramos en los primeros 10 días después del tratamiento, según muestra el estudio, y ciertos genes involucrados en la alimentación de la célula se activaron. Irisin también pareció reducir el daño causado por una dieta alta en grasas, protegiendo a los ratones contra la obesidad y la diabetes inducidas por dicho tipo de dieta, según indica el artículo, cuyo primer autor es el becario postdoctoral Ponto Boström.
"Tenemos la esperanza, aunque no hay pruebas, de que esta hormona pueda incorporar algunos de los otros beneficios del ejercicio, tal vez en el sistema neuromuscular", indica Spiegelman. Si es así, también podría ser utilizada para tratar trastornos tales como la distrofia y la atrofia muscular.
Los investigadores aún tienen que calcular el grado de beneficio que podría proporcionar irisin a una persona con diabetes u otros problemas de salud, afirma Spiegelman, que también es profesor de biología celular y medicina en la Escuela de Medicina de Harvard (EE.UU.). "Soy optimista", asegura. "Simplemente no quiero prometer demasiado y dar menos de lo que se espera".
El decano de la Escuela de Medicina de Harvard, Jeffrey Flier, que además es endocrinólogo, afirma estar muy entusiasmado con la hormona. El estudio, señala, "abre un enfoque totalmente nuevo para la comprensión de los vínculos entre el ejercicio, el peso corporal y la diabetes".
Flier cree que irisin ofrece un gran potencial terapéutico. "Aunque todavía queda mucho por aprender acerca de la acción de irisin, y su estatus en seres humanos con diversas enfermedades, este trabajo tiene el potencial de cambiar lo ya establecido dentro del campo de las enfermedades metabólicas".
El mes pasado, Spiegelman formó una compañía con sede en Boston llamada Ember Therapeutics para desarrollar sus proyectos de investigación sobre grasas marrones, entre ellas irisin. La compañía recaudó 34 millones de dólares (26,5 millones de euros) en financiación de serie A, y está respaldada por Third Rock Ventures en Boston.
Harvey Lodish, profesor de biología y bioingeniería en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts, EE.UU.), y miembro del Instituto Whitehead para la Investigación Biomédica, afirma que podría ser más difícil convertir irisin en un fármaco de lo que Spiegelman anticipa. Lodish intentó durante años que la adiponectina, una hormona que descubrió a mitad de la década de los 90, se convirtiese en un fármaco similar, aunque nunca tuvo éxito.
La concentración de ambas hormonas en la sangre es ya tan alta que producir una cantidad suficiente como para marcar una diferencia en la salud es todo un reto, afirma. Tal vez irisin sea más fácil de producir, indica, o tal vez podría ser aplicada a través de una terapia génica, en una versión modificada del sistema de aplicación que Spiegelman utilizó en su investigación, aunque Lodish lo pone en duda.
Sin embargo, en relación a la nueva investigación de Spiegelman, afirma que es "muy buena y elegante".

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