Pese a su fama medicinal, el estudio de investigadores de la Universidad Federal de Pará, citado por el INPA, mostró que las hojas de esta planta acuática absorben metales que tienen alto grado de toxicidad.
Debido a la capacidad de sus hojas de absorber metales, la planta fue clasificada como "fitorremediadora", especie que puede ser usada para limpiar suelos o aguas con alto contenido de metales pesados.
En un principio los investigadores esperaban identificar los principios activos de la planta enfocados en su calidad de medicinal, sin embargo concluyeron que las hojas pueden ser venenosas y perjudiciales para la salud.
La aninga, que forma parte de la dieta de algunos peces, tortugas y hasta búfalos, es usada en algunas regiones amazónicas como cicatrizante de cortes profundos y para tratar el veneno introducido por picaduras de serpientes o de rayas.
La planta también es usada para tratar lesiones en la piel, mientras que a su raíz se le atribuyen propiedades antidiuréticas y a sus hojas propiedades para tratar reumatismo y úlceras.
El estudio confirmó algunas de las propiedades medicinales de la planta, pero también su carácter venenoso.
"Su savia es urticante y causa quemaduras en la piel. Su contacto con los ojos puede causar ceguera", aseguró la química Cristine Amarante, investigadora de la Universidad Federal de Pará y una de las autoras del estudio.
La investigación también determinó que un extracto de las hojas de la aninga es capaz de inhibir en 80 por ciento de los casos el crecimiento del parásito que causa la malaria.
El análisis determinó que la especie concentra cantidades de manganeso superiores al límite máximo tolerado por animales y humanos, así como altos niveles de calcio y magnesio.
"La ingestión de la aninga no es recomendada debido a que esa alta cantidad de mineral tóxico puede ser absorbida", aseguró la química al alertar sobre la peligrosidad de la planta.
La planta en cambio fue recomendada para la "fitorremediación", ya que sus hojas contienen altas concentraciones de metales que absorbe de manera natural.
La especie puede absorber metales como manganeso y magnesio de suelos contaminados, concluyeron los investigadores en el estudio.
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