Para comprender los aspectos subyacentes en las causas genéticas y nutricionales de la deficiencia de hierro, los investigadores están buscando las moléculas y mecanismos involucrados en la absorción del hemo. Una vez conocido con detalle el transporte del hemo, será posible idear modos de conseguir que absorba mejor el hierro en los intestinos humanos.
El hemo es una molécula crítica para la salud en todos los eucariotas, organismos cuyas células están organizadas en estructuras complejas. El hemo aporta a la sangre su típica coloración roja, y se enlaza con el oxígeno y otros gases que necesitamos para vivir.
El hemo se produce en las mitocondrias, y de allí se transporta a través de vías que conectan a otras células, donde se une al proceso de síntesis de hemoglobina para la producción de la sangre.
Se requieren ocho pasos para generar el hemo, lo que lo convierte en un proceso difícil de estudiar.
Para superar los impedimentos de esta clase de investigación, Hamza escogió un sujeto de experimentación que no produce hemo, pese a necesitarlo para sobrevivir, y que comparte una cantidad significativa de genes con los humanos: la lombriz intestinal C. elegans, un nematodo simple.
El C. elegans obtiene su hemo comiendo bacterias en el entorno donde vive. El C. elegans consume el hemo y lo transporta hacia el intestino. Una "válvula maestra" controla cuánto hemo recibe el animal a través de sus alimentos y digiere posteriormente.
El equipo de Hamza pudo controlar la cantidad de hemo que los gusanos estaban comiendo. Con sólo una válvula controlando el transporte de hemo, los científicos supieron enseguida con exactitud por dónde estaba entrando el hemo en el intestino del animal donde, al igual que en los humanos, se absorbe.
Y como el C. elegans es transparente, bajo el microscopio los investigadores pudieron ver los movimientos del hemo ingerido por el animal.
En el estudio se hicieron varios hallazgos que pueden conducir a nuevos tratamientos para la deficiencia de hierro. Uno de los descubrimientos es sobre la implicación de ciertos genes en el transporte del hemo.
El hemo es una molécula crítica para la salud en todos los eucariotas, organismos cuyas células están organizadas en estructuras complejas. El hemo aporta a la sangre su típica coloración roja, y se enlaza con el oxígeno y otros gases que necesitamos para vivir.
El hemo se produce en las mitocondrias, y de allí se transporta a través de vías que conectan a otras células, donde se une al proceso de síntesis de hemoglobina para la producción de la sangre.
Se requieren ocho pasos para generar el hemo, lo que lo convierte en un proceso difícil de estudiar.
Para superar los impedimentos de esta clase de investigación, Hamza escogió un sujeto de experimentación que no produce hemo, pese a necesitarlo para sobrevivir, y que comparte una cantidad significativa de genes con los humanos: la lombriz intestinal C. elegans, un nematodo simple.
El C. elegans obtiene su hemo comiendo bacterias en el entorno donde vive. El C. elegans consume el hemo y lo transporta hacia el intestino. Una "válvula maestra" controla cuánto hemo recibe el animal a través de sus alimentos y digiere posteriormente.
El equipo de Hamza pudo controlar la cantidad de hemo que los gusanos estaban comiendo. Con sólo una válvula controlando el transporte de hemo, los científicos supieron enseguida con exactitud por dónde estaba entrando el hemo en el intestino del animal donde, al igual que en los humanos, se absorbe.
Y como el C. elegans es transparente, bajo el microscopio los investigadores pudieron ver los movimientos del hemo ingerido por el animal.
En el estudio se hicieron varios hallazgos que pueden conducir a nuevos tratamientos para la deficiencia de hierro. Uno de los descubrimientos es sobre la implicación de ciertos genes en el transporte del hemo.
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