Las informaciones meteorológicas están registradas gracias a que en el siglo XIV los reinos hispánicos y los consejeros municipales hicieron una ley para la generación y preservación de documentos.
Es decir, que desde mediados de siglo XIV todas las ciudades tenían un escribano que escribía todo los acontecimientos de la época.
Por ejemplo si las cosechas fueron buenas o si la producción vinícola anual de Andorra ha sido excelente. Sí, hace unos siglos en Andorra había viñas y actualmente se están volviendo a plantar adelantándose al cambio climático.
Con la gran presencia que tenían las instituciones eclesiásticas anteriormente podemos conocer como de grave podría ser una sequia mediante las olvidadas rogatoria. Una rogativa es una oración a los dioses (aunque depende de la civilización) para conseguir un remedio. Por ejemplo en ausencia de lluvia era bailar alrededor del fuego o hacer sacrificios. En el caso de Barcelona, le rezábamos a la virgen Moreneta (virgen de Monserrat) para que lloviera, que por aquellos entonces la virgen era blanca dada la redundancia.
Se ve que las entidades eclesiásticas tenían 5 niveles de gravedad de la sequía, y de ahí podríamos saber a qué se enfrentaban. Gracias al escribano que lo apuntaba todo.
Los ritos según la gravedad eran los siguientes:
-Leve: En un nivel preventivo rezaban todos juntos dentro de la iglesia.
-Medio: Exponían a la virgen en público y le rezaban.
-Grave: Hacían procesiones con la virgen a cuestas.
-Muy grave: Sumergían a la virgen en agua (pozos, estanques, etc.). Aunque en ocasiones la sequía era tal que no podían.
-Crítico: Hacían peregrinaciones, un camino de rodillas, algún fiel se pegaba latigazos mientras caminaba durante horas,…
Todo este tipo de archivos constituyen una de las informaciones climáticas más densas y continuas de que dispone el patrimonio documental español. Otra información documental importantísima eran los diarios de abordo (cuadernos de bitácoras). Los cuadernos de bitácoras que poseían los barcos y en que se escribía todo lo que sucedía en el trayecto. Sobre todo las grandes inclemencias meteorológicas que sufrían por el camino, a las cuales eran muy vulnerables.
Como hemos visto el escribano se asemeja mucho a un becario de la actualidad, vamos que nos hace el trabajo sucio y útil.
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